-¡Espera, Novalee! – Dijo el capitán poniéndose de pie dejando caer su servilleta al piso - ¡No te vayas por favor! ¡Discúlpame! ¡No fue mi intención ofenderte! – Se movió dos pasos para quedar frente a Novalee y a sus increíbles ojos azules - ¡Por favor, permíteme reparar mi comportamiento! Perdona si te ofendí por no creer lo de tu compromiso ¿Está bien? Prometo que no volveré a faltarte el respeto con eso – Dijo el capitán levantando la mano derecha – Palabra de capitán –
-Está bien. Lo disculpo – Dijo Novalee soltando el aire que tenía contenido en su pecho -
-Por favor, siéntate – Dijo el capitán con tono amable y Novalee lo hizo. El capitán también se sentó inclinándose a agarrar la servilleta que había caído al piso – Creo que debemos comenzar de nuevo. ¿Te parece? –
-Como quiera – Dijo Novalee –
-En realidad, no puedes culparme por intentar cortejarte. Tú eres una mujer muy bella, Novalee. Me da curiosidad ¿Cómo es que diste tu palabra en matrimonio pero no hay ningún anillo