-Yo. Tengo. Algo que confesarte – Dijo el capitán mirando al suelo –
-Está bien. Dime - le volvió a decir Novalee con tono maternal –
-Yo, espero que no me odies y espero que por el amor que pudieras tenerme logres entenderme y perdonarme – Dijo el capitán y Novalee lo miró con el ceño fruncido esperando a ver cuál era la revelación de la que le costaba tanto hablar -
-¡Oh, por Dios! Me estás asustando. Ya no aguanto más la incertidumbre. Cuéntalo y punto –
El capitán respiró profundo y dijo:
-Anoche pensé si sería capaz de rendirme o sería capaz de luchar por el amor. Me dí cuenta que no soy capaz de dejar todo así – La miró y continuó diciendo – Has hablado también de lealtad. De cumplir con tu palabra y de no dejar los amigos atrás ¿Lo recuerdas? –
-Sí. Claro que lo recuerdo –
-Bueno, yo nunca dejo a mis amigos atrás. Nunca me he rendido y nunca he dejado de luchar por lo que amo.
-Ok – Dijo ella todavía sin entender –
-Cuando era más joven me tocó hacer una de las cosas más duras