Novalee siguió recordando mientras iba en el vuelo a Idaho, que las semanas siguientes, ambas mujeres pasaban mucho tiempo juntas y caminaban hasta el muelle y volvían a casa. A veces venía Anthony, pero su visita nunca duraba mucho, ya que revisaba los ejemplares que necesitaban atención y luego se tomaba un té helado con las dos para marcharse. Novalee, descubrió una extraña mirada y un sonrojo peculiar en Jazhera, por lo que dijo:
-Anthony, ha venido muy seguido en éstos días –
-¡Así es! – Respondió Jazhera –
-Me parece curioso que esté viniendo para acá tan seguido – Dijo Novalee –
-¿Qué estás insinuando? – Preguntó Jazhera mirándola de forma inquisitiva –
-¡Nada! ¡Sólo creo que ustedes dos podrían ser buenos amigos! – Dijo Novalee –
-¿Ah sí? – Preguntó Jazhera con mirada maliciosa – ¿Y qué más está pensando la señora metiche? –
-¡Nada! ¡Sólo que deberíamos ponernos a trabajar en la habitación del bebé!
-Cuando estaban trabajando en la habitación del bebé Jazhera compró una pintur