Un hombre de pelo blanco con cara de niño entró en la línea de visión de Avery.
"¡¿Eres tú el que secuestró a Wesley?!", preguntó Avery con los puños cerrados.
El hombre se limitó a sonreír con amabilidad y luego le dijo a las dos mujeres que estaban a su lado: "Ayuden a la señorita Tate a cambiarse de ropa".
"¡No me toquen!", espetó Avery, levantando la guardia. "¡¿Por qué tengo que cambiarme?!".
"¿Y si esconde algún tipo de arma o droga en su ropa, señorita Tate?", dijo una de las mujeres con una sonrisa. "No se preocupe. Lavaremos su ropa y se la devolveremos".
Avery le arrebató la ropa de los brazos de la mujer y dijo: "¡Me cambiaré yo sola!".
"Por favor, cámbiese aquí mismo, señorita Tate", dijo la mujer mientras mantenía la sonrisa amistosa en su rostro.
"¡¿Cómo se supone que voy a cambiarme aquí?!".
Avery miró atónita a los guardaespaldas y al hombre de pelo blanco que la rodeaban.
¿Cómo iba a cambiarse de ropa delante de todos esos hombres?
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