El hombre avanzó hasta ella con paso decidido.
—¡Corre! —le gritó una de las voces en su oído.
—¡Golpealo!
—¡Golpealo y corre! —Elisa se quitó el auricular disimuladamente, la tenían estresada y nerviosa.
—¿Qué está haciendo usted aquí? —le preguntó el hombre y Elisa se cubrió los ojos con la mano.
—¿Podría alejar esa linterna de mi cara? —le dijo y él apuntó hacia otro lado.
—¿Qué hace usted aquí? —Elisa lo miró, la luz rebotaba en la pared y reflejaba un rostro anch