— Así que también ustedes los vieron
— Si – respondió Martha secamente. Tenía en las manos un pelador de patatas y frente a si, un enorme y oxidado cazo. Arrojó la patata dentro del agua hirviendo y tomó otra del sucio costal para repetir el proceso.
— ¿Qué creen ustedes que eran?
Martha se limitó a mirar al hombre, era un tipo flaco como un palillo, de cabello largo, barbas abundantes y bastante desaliñadas.
— Yo creo que eran extraterrestres – dijo la chica que arrojaba especias al enorme cazo donde hervían patatas, zanahorias y chicharos, además de agua.
— Ja! – respondió el hombre – Para ti todo lo que no tiene respuesta es obra de los extraterrestres.
— ¿Tienes alguna mejor idea, hombre? – la chica le miraba con desprecio. – En lugar de estar haciendo preguntas est&uacu