Sólo quedaban veinticuatro horas para casarme... Estaba en mi casa, maquillándome para recibir a Kentin que venía a cenar.
Usaba un vestido rosa pálido, con una cola en el cabello y poco maquillaje. Desde hacía una semana que me costaba comer a causa de los nervios... El timbre sonó alertando a mi perro y a todos en casa.
—¡Annie! ¡Kentin ya está aquí! —llamó la voz de mi madre desde la planta baja, yo me terminé de arreglar el rostro y salí del baño.
Bajé las escaleras con cuidado, en el salón estaban mis padres y mi prometido.
Kentin me escuchó bajar las escaleras y al verme me sonrió.
—Estás muy hermosa —dijo mientras una hermosa sonrisa iluminaba su rostro, yo me sonrojé.
Mamá llamó a comer; como la tradición irlandesa lo dictaba, un pavo esperaba para ser devorado.
Luego de una breve bendición de mi prometido, todos empezamos a comer.
El pavo estaba delicioso y la ensalada también, aunque apenas pude probar bocado y hablaba poco y nada. Kentin se percató de ello porque luego de l