Dante
—¡Dante un arma!
La voz de Lucía se escucha en medio de la sala y es como si el mundo se hubiese paralizado por unos segundos antes de que el caos absoluto estalle a nuestro alrededor.
No pienso, solo reacciono, tal como lo he hecho siempre.
Su cuerpo choca contra el mío con fuerza, haciéndome perder momentáneamente el equilibrio mientras un disparo pasa a escasos centímetros de donde estaba.
Me ha salvado… el pensamiento me invade por un segundo, pero no tengo tiempo de darle vueltas. Estamos en medio de un m4ldito ataque.
La adrenalina me golpea como una avalancha, y mi entrenamiento, todo lo que soy, se impone al instante.
Saco mi arma y me giro rápidamente, disparando hacia la dirección de donde provino el ataque. Los disparos resuenan como truenos en la noche, y la elegancia de la fiesta se desvanece en un abrir y cerrar de ojos.
Vitelli, ese infeliz nos trajo aquí simplemente para tendernos una trampa.
—¡Busca al imbécil de Vitelli!—Le grito a Luciano que está en la retag