—Gracias por tu trabajo, dijo Sofía con un tono indiferente.
El hombre rápidamente respondió: —No fue nada, a un lugar que te gusta, cómo no iba a venir.
Parecía que el hombre adoraba y amaba profundamente a Sofía.
No era de sorprenderse, ya que Sofía no solo era muy bonita, sino que también emanaba un aura tranquila y elegante, que era muy atractiva para los hombres, lo cual hacía difícil resistirse a su encanto.
Mientras tanto, Simón seguía a Braulio hasta un lugar no muy lejos del edificio de Sabores de la Tierra.
Alrededor del edificio, había mesas y sillas ya llenas de gente.
Simón miró alrededor y vio a las familias López, Fernández, y Aguilar, los líderes de estas tres grandes casas estaban manteniendo el orden con sus familias.
En la cúspide del edificio de Sabores de la Tierra, estaban sentados Ivette, Santiago Escobar, y Thiago Fuentes, tres del dominio sagrado, observando silenciosamente un césped a doscientos metros de distancia.
En el centro del césped, había una mesa soli