—¿Quién carajo eres? — dijo Simón sin rodeos.
Álvaro se quedó momentáneamente atónito y luego sonrió siniestramente, diciendo: —Maldita sea, en este territorio, si no conocen a Álvaro, eres el primero.
—¿Álvaro y qué más? Nunca he oído hablar de ti, — dijo Simón fríamente.
En ese momento, la expresión de Álvaro se volvió completamente bastante sombría. Habló pausadamente: —Inicialmente, pensé en resolver el problema amablemente, pero con tu arrogancia, parece que no puedes evitar enfrentar algunas consecuencias.
—Jefe Sartori, este chico es demasiado arrogante, ¿no lo vas a disciplinar?— Adriano gritó muy enojado.
Pero Álvaro, siendo un hombre de negocios, todavía mantuvo cierta moderación en su tono. Solo dijo fríamente: —Muchacho, discúlpate con mi VIP. Solo te romperé una pierna como lección.
—¿Disculparme?— La expresión de Simón se volvió muy seria, y dijo lentamente: —Fueron irrespetuosos con mi amigo, no lo dejaron ir, y constantemente me provocaron. Mi propuesta es que les rompa