—Adiós, cobarde.
Simón, decepcionado por completo, se alejó del estacionamiento y regresó al hotel. Aunque sentía algo de ira, Simón comprendía a Draelis. Después de todo, como ser humano común, era prácticamente imposible que pudiera manejar una situación tan compleja como esta en tan poco tiempo. Draelis sabía que no tenía esa clase de poder, por lo que solo podía aceptar con resignación la situación tal y como estaba.
Si Simón no hubiera aparecido, el destino de Nocturnia sería algo que a Simón le importaría poco. Después de todo, la Alianza Internacional se encargaría de resolver el asunto. Pero ahora que él había llegado, Simón tenía que garantizar por completo la seguridad de los habitantes del pueblo.
No importaba si los que vivían allí eran habitantes de Azuralis o simplemente refugiados que habían huido de Kaldara, todos eran humanos, y Simón no podía permitir que nadie destruyera el hogar de la humanidad.
El asunto de Nocturnia era, a la vez, algo sencillo y complicado. En su