En una esquina del restaurante del hotel, Simón, tras una rápida conversación con el hombre de mediana edad, finalmente comprendió en manos de quién estaban Elara y Marisabel.
Sin embargo, Simón sabía que, dado que el secuestrador de Elara y Marisabel tal vez no permitiría que las rescatara tan fácilmente, debía plantear la pregunta clave.
— Si no accedo a cooperar con ustedes, ¿significa que las dos jóvenes no tendrán ninguna posibilidad de sobrevivir?
Al oír esto, el hombre de mediana edad sorprendido sacudió la cabeza.
— Señor, nunca matamos inocentes sin motivo alguno. Si no está dispuesto a colaborar, lo máximo que haremos será devolverlas a las manos de Bastian...
— No somos quienes las secuestraron de su hogar. Mientras no matemos directamente, ya sea desde el punto de vista legal o moral, no puede acusarnos.
¿Devolver a Elara y Marisabel a Bastian?
La respuesta inesperada cambió su perspectiva sobre los eventos en juego. Simón miró al que había tomado la decisión con nuevos ojo