Sin embargo, lo que sorprendió realmente a Simón fue que Galdino resultó ser un practicante, y su nivel de cultivo había alcanzado el pináculo del Reino Espiritual, a solo un paso de entrar en el Dominio Sagrado.
—¿Quién eres?
—¿Dónde está Kolas?
A diferencia del joven insensato de Kolas, Galdino, al enfrentarse a Simón, mostró un fuerte dominio y precaución mucho mayor.
—Entrégame a esas dos mujeres y te diré dónde está Kolas...
Simón planeaba aprovechar la identidad de Kolas, el hijo de Bastian, para engañar a Galdino y ver si podía recuperar del todo a Mireya y Noemí sin tener que recurrir a la fuerza.
Si eso no funcionaba, entonces no dudaría en usar métodos más eficaces y agresivos.
Lo que Simón no esperaba era que Galdino, sin dudarlo ni un segundo, ordenara que liberaran a las dos mujeres atadas, Mireya y Noemí.
Cuando las dos mujeres vieron a Simón venir a rescatarlas, no lo pensaron dos veces y corrieron asustadas detrás de él tan rápido como pudieron.
—Joven...— dijo Galdino