—¡Cuida muy bien lo que dices! — gritó furiosa María.
Alfeo miró a María con desprecio, se rio entre dientes y dijo: —¿Para qué preocuparse por esta basura? Son unas completas ingenuas. ¿Qué les puede ofrecer esta basura? Mejor síganme, al menos tendrán todo lo bueno, comida y bebida, además de un poco de dinero extra. ¿No es mejor que seguir a esta simple basura?
—¿Qué tal, jefe? Por lo que entiendo, ¿quieres mantener a las tres como tus amantes? — dijo Simón con una sonrisa.
Alfeo, con las piernas cruzadas, respondió con calma: —Acaso ¿Qué tiene de malo? Yo tengo dinero de sobra.
—¿En serio? Parece que sí eres bastante rico, — dijo Simón mientras tomaba una taza de té, preparándose en ese momento para burlarse un poco de este tipo que no tenía ni idea de la identidad de Simón, y darle una severa lección para que se mantuviera alejado de Ximena y las demás.
En ese momento, Alfeo dijo: —¿Sabes de la empresa Cape? La presidenta de Cape, Daniela, es mi amiga. ¿Ahora entiendes muy bien qu