La pareja miraba asombrada a Simón.
Simón dijo: —No se preocupen, mis amigos son gente muy importante, ya sean oficiales o empresarios. Puedo encargarme de ella sin ningún problema.
Simón estaba realmente enojado, ¿cómo podía haber una nuera tan irracional que golpeara a los ancianos?
Además, quería ir a ver y darles una pequeña lección a esa nuera y a su hijo, para que los viejos no pensaran en quitarse la vida.
Al escuchar esto, la pareja se alegró muchísimo, se levantó de inmediato y comenzó a contarle a Simón todos los abusos de su nuera.
Simón los escuchaba con atención mientras detenía un taxi y subían todos al coche.
Durante el transcurso del camino, la pareja lloraba y se quejaba sin parar de la tiranía de su nuera y la debilidad de su hijo.
Incluso el conductor, que escuchaba muy atento, no pudo evitar criticar a la nuera.
Después de unos veinte minutos, el taxi llegó a una aldea en el norte de la ciudad.
La pareja mayor llevó a Simón rápidamente a su casa.
Era una casa nueva