—Señor presidente, ¿qué hace usted aquí? ¿Viene a comprar algo? —dijo Gabino con una expresión de mucho respeto.
Belisario no dijo nada, solo entró a la tienda con Aureliano, mirando a su alrededor.
Su mirada se posó brevemente en el rostro de Simón, mostrando una expresión de duda y luego miró a otro lado.
En ese preciso momento, Simón habló con calma: —No busques más, soy yo.
Belisario se sorprendió y rápidamente se acercó a Simón, inclinándose en una ligera señal de respeto: —Perdóneme, no lo reconocí al instante, ¿cómo se ve así?
El rostro de Aureliano mostró una cierta expresión de miedo.
—Quería cambiar de apariencia para salir a comprar algunas cosas, pero surgieron problemas y tuve que pedirle al presidente que viniera. —explicó con firmeza Simón.
La conversación entre ellos dejó a Gabino, Dagoberto y Desideria boquiabiertos.
Miraron a Simón y a Belisario hablando, sin poder creerlo. La actitud reverente de Belisario los dejó asombrados y muy confundidos.
—Señor presidente, est