Capítulo 1148
Un anciano de barba gris, de rostro demacrado y una figura imponente, vestido con túnicas de tela, salió con calma y se sentó en una silla principal. La elegancia de su presencia llenó por completo la habitación, mientras los presentes observaban con gran respeto.

En ese momento, todos se postraron en el suelo y exclamaron en voz muy alta: —Discípulos saludan al Maestro.

El anciano se ajustó un poco la larga barba y dijo con calma: —Levántense.

La gente se levantó, se inclinó en reverencia y luego se sentó, esperando con total atención las palabras del Maestro.

—¿Qué los trae aquí? ¿No tienen nada mejor que hacer? — El anciano habló con un leve tono de desagrado.

En ese momento, un hombre con el rango de teniente coronel se levantó muy erguido y dijo con determinación: —Maestro, ese tal Valentín, que apareció de la nada, se atreve a desafiarte.

Como sus discípulos, esto no podemos tolerarlo. Venimos a preguntar si podemos eliminarlo directamente. No tiene ningún derecho a desafiarte, M
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