—¡Ja, ja, ja! — Eulogio se rió a grandes carcajadas: —Entonces vayamos juntos a ver qué tiene de especial este joven.
Erasmo sonrió y dijo con amplitud: —Cada una de nuestras facciones tiene su propio Dominio Sagrado, además de decenas de miles de soldados y todo tipo de armamento pesado. Nosotros, los unos a los otros, no nos atrevemos a hacer nada. Pero un Dominio Sagrado tan joven que se atreve a hablar tan arrogante... Realmente quiero ver qué tiene.
—Dale la orden a Villa Azul de implementar la ley marcial y rodear por completo el edificio del grupo Ávalos, — ordenó al instante Eulogio.
Su subordinado se apresuró con gran rapidez a transmitir la orden.
En ese momento, la herida de Xiomara ya estaba suturada y debidamente vendada. Se puso de pie y dijo: —Yo también iré.
Eulogio la miró con aprobación y los tres avanzaron juntos.
Al caer la tarde, Villa Azul estaba en completo silencio, con todas las puertas cerradas y sin personas en las calles.
Sin embargo, numerosos soldados ar