Xiomara rodeó a Simón con gracia, deslizando su mirada de manera intrigante antes de pronunciar sus seductoras palabras con una sonrisa muy cautivadora: —Parece que la fortuna nos sonríe a ambos. He hallado a un incomparable individuo tan poderoso como tú, y tú has encontrado a alguien dispuesto a cubrir tus necesidades financieras.
La respuesta de Simón fue firme y muy directa: —Si no recibo mi pago puntualmente, no me tomaré la molestia de ser tan cortés contigo.
Xiomara, lejos de perturbarse, soltó una risita coqueta y continuó con su juego de encanto: —Tienes un temperamento bastante interesante, eso me agrada. A partir de ahora, serás mi mano derecha. Donde yo vaya, tú me seguirás. ¿Entendido?
La respuesta de Simón fue muy breve pero clara: —Entendido, — dijo mientras se acomodaba y encendía tranquilamente un cigarrillo.
La orden de Xiomara fue imperiosa: —Entrega tu teléfono.
A pesar del ceño fruncido de Simón, obedeció al instante y entregó su teléfono.
Xiomara sacó uno nuevo d