—Lo que proporciona la energía constante al gran lago es la entrada de agua, y la diferencia entre la entrada y la salida está en esa atmósfera tan especial que ves allí.
—Esa atmósfera es como el manantial de una fuente, un flujo constante, que nunca se agota.
En un abrir y cerrar de ojos, Simón abrió pesadamente los ojos y exclamó:
—¡Un flujo constante, que nunca se agota! Ummm…
En ese preciso momento, Simón comprendió algo crucial: la fuente de energía del círculo mágico era la parte vital de todo el círculo mágico. Aunque el círculo mágico tridimensional seguía girando a gran velocidad, Simón aún podía percibir la energía de cada una de las corrientes doradas que lo componían.
Poco después, Simón localizó la corriente dorada más poderosa. Con un ágil y certero movimiento, saltó hacia ella. Ante sus ojos aparecieron múltiples hilos dorados, que se entrelazaban como una tenebrosa telaraña. Simón esquivaba y se deslizaba entre ellos, moviéndose cauteloso. Finalmente, llegó a la corrie