Simón preguntó con incertidumbre:
—¿Estás seguro de que la Ciudad Acuática de Solara realmente existe? ¿Realmente hay un tesoro dentro de esa ciudad sumergida?
En ese preciso momento, Crisóforo, algo alterado, respondió:
—Señor Simón, hemos obtenido esta información. Si no nos cree, mañana por la mañana podemos enviarle la versión digital de los documentos. Cuando los vea con sus propios ojos, podrá comprobar si este tesoro realmente existe o no.
Simón afirmo y dijo:
—Eso sería lo mejor, después de todo, ninguno de nosotros ha visto personalmente la Ciudad Acuática de Solara. Pero tengo curiosidad… Si esta información solo la conocen ustedes, ¿cómo es que Wilfrido y los demás saben que hay un tesoro oculto en la selva virgen de Solara?
Apolinar se encogió los hombros con resignación y explicó:
—La verdad es que Silverio encontró por casualidad un diario dejado por la generación anterior de la humanidad. En ese diario se mencionaba en repetidas ocasiones la existencia de un tesoro enter