Lara había regresado a casa con el sobre de los resultados de los estudios de sangre escondido en la cartera. Se había recostado en la cama tratando de descansar, todavía le dolía la cabeza, pero el médico le había asegurado que después del lavado estomacal y si tenía cuidado con su dieta en los próximos días y se hidrataba bien, no tendría por qué volver a presentar ningún síntoma de intoxicación.
— Estará, bien, señora Scott — Le dijo cuándo abría el sobre de los estudios para entregárselos — Además, debería alegrarse.
Lara había ladeado la cabeza en señal de interrogación sin entender a lo que el galeno se refería.
— ¡Está usted embarazada!
La chica dejó caer la mandíbula y se llevó las manos a la boca.
— ¿Qué dice?
— Que usted está en gestación, la felicito sinceramente, pero debe tener mucho cuidado con lo que come, en su estado en de vital importancia para evitar daños en el bebé.
— ¡Wao! Doctor, no se qué decir…
— ¿Y si