Lara observó el sobre por un rato antes de abrirlo, al fin se animó a sacar la lista con las instrucciones.
Iban desde ubicar un casillero postal en una dirección que estaba ahí apuntada, hasta entregar en otra dirección lo que encontrara en dicho casillero, entrevistándose con un señor X con un apellido impronunciable que ella supuso que sería el fulano abogado del cual Walter le había hablado.
La rubia observó la llave y ató cabos. Estaba segura de que abriría el casillero postal, necesitaba ir a esa dirección y verificar lo que había en esa caja, y debía hacerlo pronto.
Introdujo las instrucciones y la llave de regreso en el sobre y se lo guardó de regreso en el bolsillo.
— ¿Y si…? — Echando una ojeada hacia su móvil.
Deslizó la pantalla y tecleo un mensaje rápido a su esposo:
— Cariño, ¿Vienes hoy a almorzar?
Esperó por un par de minutos y recibió respuesta.
— Amor, lo siento, hoy no, estoy haciendo los contactos de lo que conversamos, además, la gente en la oficina está atrasada