Lucas
— Señor, creo que debería conversar con la señora—
—¿No es mejor preguntarle a ella directamente? Se ahorraría muchos problemas y además podría conocer un poco más de ella, conectarse nuevamente—
— Quizás hasta se sorprendería—
Esa era la retahíla que decía el señor Octavio una y otra vez, la señora Victoria también se le unía y me soltaban esas tonterías cuando yo me acercaba a la cocina.
—¡Basta! No tengo intenciones de conectarme nuevamente con ella. ¡Tengo un ataque directo a mí sin solución, testigos o siquiera una pista! Y créeme que tengo suficientes problemas, incluido… ella misma— digo en un momento en que ya ha colmado mi paciencia mientras como.
— Eso está francamente en duda— me responde muy descaradamente Octavio.
—¿Qué cosa?
— Que ella sea el problema…— responde.
— Tarde o temprano va a necesitar de la ayuda de ella, de su participación... ¿Por qué no mejor comenzar ahora?— dice el hombre tercamente y se va, yo suelto mis cubiertos y me olvido de mi