Mauricio
Los días han pasado y con ello va creciendo más la angustia y la desesperación al no saber como se encuentra mi reina. He pasado por momentos difíciles, unos en los cuales he querido dejar todo tirado y simplemente desaparecer de la faz de la tierra.
La agonía es mucho peor al no obtener respuesta de parte de ella. He mandado infinidad de mensajes, notas de voz e incluso llamadas que no responde.
Sé que debemos aclarar las cosas, pero conociéndola no será fácil, puesto que son temas que deben ser tratados única y exclusivamente en persona.
Salgo de mis pensamientos cuando soy interrumpido por una voz familiar y que he venido escuchando diariamente las últimas semanas.
—¿Cómo se encuentra Dr.? —irrumpe la chica sin tomarse la molestia de tocar la puerta antes de entrar.<