Contrato Entre Mafías
Contrato Entre Mafías
Por: Anastacia Reed
Capítulo 1. Odette.

Estaba exhausto, la semana había sido intensa y bastante movida. Mi padre había decidido que era momento de tomar las riendas de algunos de los negocios de la familia, aquellos que eran muy importantes y tenían un impacto dentro de la organización. Algo que al principio me aterró porque hasta el momento me había estado encargando de negocios pequeños tan sólo para poder tener una entrada económica segura para mí, pero esto se trataba de un flujo de dinero aún más grande.

Hasta hace 4 meses mi vida había sido bastante diferente a la que es ahora, había estado llevando una vida de libertinaje puro con mujeres por montón y alcohol al por mayor, de fiesta en fiesta sin más preocupaciones que la empresa pequeña de la que era presidente. Pero luego cumplí los 30 y mi padre comenzó a ser más estricto conmigo queriendo que me involucrara más en sus negocios. 

Aunque me ha estado entrenando para esto durante toda mi vida él había sido muy considerado conmigo dándome muchas libertades, aunque ahora esas libertades se han ido reduciendo. Mis responsabilidades eran superiores y mi entrenamiento como la próxima cabeza de la familia D’Angelo era muy intenso. Incluso cumpliendo las órdenes que mi padre imponía que solo yo podía ejecutarlas y las tenía que hacer como el heredero que era. 

No estaba muy contento con esto, pero siempre supe que el momento llegaría y al parecer mi padre finalmente quería ceder su puesto para luego poder quedarse en casa y pasar más tiempo con mi madre. Y lo entendía, ha dedicado toda su vida a esto y ya era momento de descansar. Pero estaba preocupado, no me encontraba muy seguro de estar listo. 

— Amigo ¿Puedo pasar? 

Filippo mete la cabeza con una gran sonrisa en su rostro. 

— Por supuesto, pasa. ¿Qué ocurre? 

— Uff Alessio te ves muy cansado. No creo que sea muy oportuno. 

— Filippo ya estás aquí ¿Qué sucede? 

Mi mejor amigo camina en círculos mientras piensa en lo que dirá. ¿Qué mierdas lo tiene así? 

— Mi madre me ha regalado unas entradas para esta noche en La Scala, pretende que invite a una de las hijas de sus amigas y la verdad es que no quiero. Si le digo que irás conmigo entonces me dejará en paz. ¿Por favor? 

Lo miro con el ceño fruncido. ¿Está loco? Pasar cuatro horas de mi vida viendo a unas niñas bailando en tutú mientras estoy rodeado de abuelos y abuelas fumando sus pipas, no gracias. Además, ese lugar es un infierno para los solteros como nosotros ¿En qué estaba pensando en aceptar esas entradas? 

— Filippo sabes que odio esos lugares y sabes perfectamente que luego no nos dejarán en paz. 

— Tú me entiendes mejor que nadie. Mi madre está presionando con mi edad y que no tengo una novia formal, está con la idea fija de que me encontrará una esposa entre las hijas de sus amigas. 

Por Dios que si lo entendía y muy bien. Mi madre anda con las mismas ideas y no ha parado de insistir con la idea de buscarme una novia desde que he cumplido los 30 años hace exactamente 4 meses. ¿Quién hubiera dicho que cumplir los 30 sería tan demandante? Mis padres me estaban volviendo loco. 

Además no he logrado que mi madre entienda que no pienso casarme. No creo en el amor, es pura basura, no existe y lo peor, el amor es una debilidad para los tontos. Casarse y tener una esposa es otra gran debilidad, algo que en este trabajo no ayuda mucho. No es que justamente me vaya a casar con alguien que ame porque eso no va ocurrir nunca, pero si mi madre insistía y me llegara a casar con una mujer podrían utilizarla como una herramienta para intentar doblegarme y no lo permitiría. No porque me interese la vida de la mujer, más bien porque dañaría el respeto con que me vería el resto ya que si muere querrá decir que no se cuidar de lo que es mío y eso se vería fatal, y si me dejo manipular me veré como una persona débil y eso no tiene que pasar nunca. 

Entonces mejor evitar los problemas y ser la persona que mi padre quiere que sea. Fácil y sin complicaciones. 

— Está bien, pero me deberás una grande. Sabes muy bien que las madres y sus hijas nos verán en el teatro y luego pensarán que estamos buscando esposas. 

— Es que seguro nuestras madres ya se lo dijeron a las demás. De todas formas, gracias y por supuesto que sí. Ya tengo algo pensado para cuando salgamos de ahí y así sacarnos ese olor a naftalina. 

— Me gusta como se oye eso, dime. 

— Nos iremos al club y ¿Quién sabe? Quizás nos encontremos con unas buenas mujeres que nos ayuden a sacarnos todo el estrés. 

— Totalmente de acuerdo amigo. Te espero a las 19:30 ¿Entendido? Pasarás por mi. 

— Por supuesto, gracias por esto. Te dejaré que sigas con todo eso. Nos vemos más tarde. 

Cuando mi amigo se marchó me quedé pensando en los planes para hoy y maldije en silencio. Mi idea de quedarme en casa y dormir se fastidiaron, pero bueno no podría dejarlo solo a Filippo. Más que un amigo es mi hermano, hemos crecido juntos desde que tengo memoria y nos hemos cubrido y salvado el pellejo desde siempre. Abandonarlo sería algo muy cobarde de mi parte y lo que su madre quiere hacer con él es horrible desde el punto de vista de un hijo que se encuentra en las mismas condiciones. 

Es que más que seguro nuestras madres se han puesto de acuerdo, por algo eran muy buenas amigas. Me imagino que lo tienen todo planeado como siempre, lograr que nos comprometamos casi al mismo tiempo para que podamos sentar cabeza y así no tratar de salvar al otro. Eran muy inteligentes estas señoras, no por nada eran las esposas del Don y el Consigliere de la organización más grande e importante de la mafia italiana. Estas mujeres parecen delicadas, pero son igual de rudas que nuestros padres. 

Terminé de revisar los papeles que tenía pendiente para luego poder ir por un refrigerio y así poder buscar algo elegante para esta noche. Aunque mi idea no es ir a encontrar una esposa, era importante para mí mostrarme siempre imponente por ser el hijo de mi padre.

Me había costado mucho en estos cuatro meses que las personas me tomaran en serio, mucho más los señores porque aún me veían como el mocoso caprichoso D’Angelo. Tener una vida de libertinaje salvaje había logrado que perdiera el respeto de la gente, pero eso se estaba acabando. Ahora debía comportarme como el heredero del Don y ser digno del puesto que dentro de mucho heredaré. 

— ¿Cómo me veo Ana? 

— Como siempre muy guapo, mio figlio. Ven que te arreglaré esa corbata. 

Ana era una de las mujeres más importantes de mi vida, luego de mi madre. Ha sido mi niñera desde que era un bebé y ahora es la ama de llaves de nuestra familia. La persona de confianza de mi madre quien la ha acompañado desde que era muy joven cuando se casó con mi padre. 

Al parecer Ana había tenido una vida muy difícil antes de llegar con mi madre, cuando ambas se conocieron mi madre le salvó la vida dándole una razón para vivir y fue haciéndola parte de nuestra familia. Ha cuidado de mi siempre y a pesar de ser un hombre de 30 años me sigue tratando como a un niño y lo permito. No podría arruinar ese cariño tan inmenso que siente por mi y el que siento por ella. 

— Alessio trata de no ser tan frío con las mujeres esta noche, debes encontrar a alguien que sea adecuada para ti. 

— Ana por favor, suficiente tengo con mi madre que taladra mi cabeza cada que puede. Eres la única que puede ser mi salvación. 

Ella sonríe, siempre ha sido mi cómplice en todas mis travesuras y me ha salvado de muchos regaños. Sé que mi padre y mi madre sabían de algunas cosas que hacía pero no me regañaban porque Ana salía en mi defensa. 

— Está bien, no prometo nada pero haré lo que pueda. 

Puntual como siempre Filippo llegó a mi casa a buscarme, su rostro estaba cargado de amargura, supe de inmediato que estuvo discutiendo con su madre y ya me imagino porque. Antes que la mía me viera salí rápidamente en su encuentro, cuando lo hice varios de los hombres de mi padre ya estaban listos para acompañarnos. 

— Amigo no quiero ni preguntar por la cara que traes. 

— Entonces no lo hagas. — responde un tanto frustrado. — Solo espero que esto acabe pronto. 

— No me has dicho que veremos. 

— Y no te lo diré hasta que no lleguemos porque podrías arrepentirte. 

Genial, eso me decía que el tema de la bendita presentación sería espantosamente aburrido. 

Al llegar me sorprendió la cantidad de personas que esperaban para entrar, todos ellos personas muy importantes para la sociedad italiana. Mujeres en su mayoría elegantes y muy prestigiosas, detestaba ese tipo de mujer porque la gran mayoría eran bastante superficiales y en lo único que podían pensar era en el dinero y el estatus. 

A pesar de que mi familia fuera la cabeza de la mafia italiana no éramos conocidos como tales entre la sociedad, aunque los rumores corrían, lo cierto es que también mi padre mantenía grandes negocios importantes empresas nacionales e internacionales que eran muy legales y nos iba muy bien. 

Por lo que al llegar a estos lugares había quienes a pesar de escuchar los rumores no creían en eso y lo único que pretendían era atrapar al hijo millonario de un gran empresario. Sin embargo, había mujeres que estaban muy conscientes de nuestro verdadero trabajo ya que sus padres eran capos de la organización y esas eran las mujeres que mi madre estaba ayudando a atraparme. 

Esto será una verdadera película de terror. 

— Amigo ¿Esto tiene que ser una broma? — digo cuando miro en cartelera la obra de esta noche. — ¿El lago de los cisnes? En serio no pudiste rechazar las entradas de tu madre. 

— Era eso o pasar todo el día de mañana en familia junto con los Russo, sabes que tienen una hija bastante insistente. Por lo menos esta noche tuve la posibilidad de elegirte a ti como mi acompañante. 

— Tienes razón, m*****a sea nuestras madres cada día están peor.

Entramos al teatro donde todos los presentes estaban al tanto de nuestros movimientos. Lo único que pude agradecer fue que la madre de Filippo haya reservado un privado donde solo estaremos nosotros, de esa forma no tendría que interactuar con personas durante la obra. 

Minutos después de acomodarnos un camarero entró al privado anunciándose como el encargado de servirnos durante la velada, tras pedir unos vasos de whisky nos acomodamos para poder comenzar a ver la obra de teatro más aburrida del mundo. La he visto en varias oportunidades con mi madre en varios países donde hemos estado, distintas versiones ya que es una de las favoritas para ella por lo que puedo considerarme un crítico muy duro. 

Cuando todo comenzó y las luces se apagaron e iluminaron el escenario, en el momento en que mis ojos vieron a la bailarina que daría vida a Odette quedé por completo perplejo y sin poder moverme. Era hermosa, un verdadero ángel caído del cielo. Rubia de unos ojos azules que era capaz de ver desde esta distancia, su pequeño rostro era tan dulce que parecía pertenecer a una niña, además de su contextura física que era menuda muy particular entre las bailarinas de ballet. 

— Alessio cierra la boca o unos insectos entrarán en ella. 

La voz de Filippo llamó mi atención, cuando me giro para verlo veo que estaba riendo sin parar. ¡Maldito bastardo! Cuando iba a reclamarle no pude evitar volver a mirar hacia el escenario y todo lo que iba decirle se me ha olvidado. El pequeño ángel que daba piruetas como algo tan natural como caminar había vuelto a eclipsar todo en mi que ya no pude recordar a mi amigo. 

Cuando su momento terminó quedé viendo como se marchaba detrás de las grandes cortinas, sabía que la vería nuevamente pero ya no quería esperar tanto. Lo conocía de memoria y sabía que en realidad era cuestión de minutos, pero mis ansias eran muchas. En ese momento lo supe, debía conocer a esa mujer. 

A pesar de que he abandonado el estilo de vida tan libre que tenía anteriormente aún era un tanto caprichoso cuando de mujeres se trataba. Es que había dicho que el amor es una tontería, pero bendita sean las mujeres bonitas que me hacían pasar un buen momento. 

Sabía que esa bailarina sería el mejor premio para mí, más ahora con todo el estrés que estaba manejando. Necesitaba a una mujer como esa, tan delicada, dulce y que era un verdadero enigma. Estaba muy seguro que las mujeres que eran así tan hermosas y perfectas por fuera eran en verdad un verdadero torbellino en la intimidad y lo probaría con esta mujer. Porque estaba seguro que ella sería mía. 

En el receso a mitad de la obra pude ser capaz de respirar nuevamente, no había dado cuenta que estaba tan absorto mirándola que había olvidado como respirar. Filippo al verme tan curioso por la mujer llamó al camarero que estaba designado a nuestro apartado para pedirle unas bebidas y de paso preguntarle algunas cosas. 

— ¿Sabes quién es la bailarina principal? 

— Sí señor, tengo entendido que la llaman Lena pero su apellido no lo conozco ya que creo que lo mantiene en privado. Es una gran bailarina y ha estado aquí en varias oportunidades presentando otras obras, pero sin lugar a dudas esta es la mejor. 

— ¿Sabes si luego de esto tiene más presentaciones? — pregunto aprovechando el momento, Filippo me mira enarcando la ceja, me conocía muy bien sabía lo que haría. 

— No señor, esta es la última. 

— Gracias. 

Tecleé rápidamente a uno de los guardias que había venido con nosotros y que se encontraba fuera, le encargué algo muy importante para cuando terminara la obra. 

— Sé lo que harás Alessio. ¿No crees que quizás deberías esperar? 

— Esperar qué, me gusta y quiero que sea mía. Es del tipo de mujer que me gusta. 

— Claro amigo, como tú digas. 

A la vuelta del receso fue cuando la obra entró en su punto más eufórico y fue cuando más disfruté de la pequeña Odette que lograba transmitir a todos lo que estaba sintiendo en ese momento. Hacía tanto tiempo que no había visto una presentación tan buena como esta, su bailarina principal realmente era una revelación una artista increíble con una capacidad asombrosa de atraparte en su historia, a mi me había hechizado por completo. 

Cuando finalizó no pude resistirme y fui esquivando a varias mujeres e incluso varios hombres que querían hablar conmigo. Por suerte Filippo logró excusarse con algunos de ellos diciendo que un pequeño problema de negocios requería de mi atención. Por supuesto los hombres comprendía sin embargo las mujeres no tanto. De todas formas no me interesaba, lo único que quería en esos momentos era llegar hasta donde se encontraba ella. 

Había logrado sacarle al camarero el horario y la salida por donde la pequeña Odette abandonaba el teatro, estaba seguro que no lo hacía por el frente. El que no diera su nombre completo me dio a entender que era alguien que protegía su espacio, me encantaba reservada y enigmática. Quería decir que escondía grandes secretos y yo los quería descubrir. 

Cuando llegué junto a la puerta de salida a un costado del teatro me sorprendió ver que otro coche negro estaba esperando, vaya que era precavida hasta tenía a alguien esperando. 

Esperé por unos minutos algo impaciente y cuando ya no pude soportarlo más y bajé del auto fue cuando la puerta se abrió y me encontré con unos ojos azules muy abiertos mirándome algo aterrada. La había espantado, aunque rápidamente sus facciones cambiaron y una mujer segura de sí misma apareció luego. 

— ¿Quién eres y quién te ha dicho de este lugar? 

— Buenas noches, yo te he visto esta noche y quedé maravillado por ti. 

— Disculpa pero no tengo tiempo, me alegra que hayas podido venir pero debo marcharme. 

— Espera — digo dando un paso hacia donde se encontraba logrando que retrocediera un paso también. — Oye no soy peligroso, bueno no tanto. Solo quería darte esto e invitarte a cenar ¿Quieres?

Sus ojos me miraban a mí y luego a la hermosa planta de orquídea que le había tendido. Eran las flores favoritas de mi madre y sabía que eran únicas más aún por su color azul, que las vi muy apropiadas por el color de ojos de la bella mujer que, a pesar de la oscuridad brillaban con intensidad. 

— Te agradezco por la flor, es hermosa y muy… diferente — dijo esto escondiendo una sonrisa pequeña — Pero debo declinar a la cena, ni siquiera te conozco. 

— ¿Es necesario acaso el conocernos? Podemos hacerlo luego de la cena ¿Qué dices? 

El rostro dulce de la pequeña mujer pasó de ser una cara de ángel a volverse roja de la furia. ¿Qué le pasaba? 

— ¿Qué acabas de decirme? Eres un bastardo asqueroso, vete de aquí no estoy interesada en salir con hombres que se creen con el poder de acostarse con las mujeres que quieren solo porque sí. Te has equivocado conmigo. 

— ¿Qué? — dije pero sin darme tiempo de nada me arrebató la orquídea de la mano y fue rápidamente hasta su auto, cuando estaba por subir volvió a mirarme. 

— Me llevaré esto porque es hermoso y porque de esta forma me recordaré de los patanes como tú. Buenas noches. 

Me quedé muy sorprendido por lo que acaba de suceder. Me habían rechazado y eso nunca había pasado antes, no lo podía creer. ¿De dónde es que había salido esta mujer?  Me quedé con los ojos muy abiertos viendo como las luces traseras de su auto se alejaban de ese callejón donde me encontraba. ¿Por qué me había rechazado? Tendría que haber perdido mi encanto porque de otra forma no lo entendería, es que no comprendo que estaría esperando ¿Qué la cortejara? Es que las historias de las obras que presenta le habían nublado la cabeza, nos encontrábamos en pleno siglo XXI eso del romanticismo ya había desaparecido. Además estaba loca si pretendía que yo hiciera todas esas estupideces. Lástima hubiera sido una gran conquista y una inolvidable noche. 

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