En tus manos está mi corazón.
Amelia
Los días se alargan y se hacen tediosos y pesados. Mientras yo sigo en casa, mi padre se hace cargo de la empresa, me fastidia no poder hacer nada. Aunque no ha sido del todo malo, Max me acompaña por las tardes, o yo lo acompaño a él, mientras lee en voz alta para mí. El dolor es lo más difícil de la recuperación, trato de soportarlo lo más que pueda porque el medicamento que me dan para calmarlo me atonta.
Sonrío al observar a Max, con el de las aventuras de Tom Sawyer en las manos. Los libros infantiles no son lo mío, pero admito que disfruto escucharlo pronunciar cada palabra casi a la perfección, algo que me sorprende mucho, por lo general, a su edad la mayoría de las palabras son un trabalenguas. También me estoy ocupando de darle clases con la intensión de que se nivele y el próximo año pueda entrar a una escuela, es importante que aprenda o socializar con otras personas y se relacione con niños de su edad.
Salgo de mis pensamientos cuando M