Los sueños se derrumban y tú eres mi único apoyo.
Amelia
Mi ritmo cardiaco se acelera a la vez que un temblor convulsivo se apodera de mis extremidades. Intento ponerme de pie, pero mis piernas fallan al levantarme y caigo de rodillas. La visión se me nubla por la falta de aire, el dolor me hace presa cuando el miedo y el pánico invaden mi sistema.
—Sebastián —balbuceo con el poco aliento que me queda, pero mi voz apenas es audible y se pierde entre los ecos del grito que me desgarra cada una de mis cuerdas vocales.
—¡Señora! —Marta es la primera en aparecer.
Corre hacia mí, pero su mirada se llena de terror al verme. Algo caliente baja por mis piernas, puedo sentirlo, cierro los ojos instintivamente elevando una súplica silenciosa al tiempo que toco la parte baja de mi vientre.
—¡Marta, llame a una ambulancia! —ordena Sebastián tomándome en brazos para llevarme a la sala y depositarme en el sofá—. Marta ahora, no pierda tiempo —indica al ver que la mujer nos sigue.
—Sebastián mi bebe