Mis pasos son cuidadosos, me asusta lo que puedo perder.
Sebastián
El mundo se detiene por un instante, en el que pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida desde que Amelia entró en ella. Al principio solo era un deseo desmedido que me dominaba por completo y no estoy seguro de en qué momento se transformó en algo más. Solo estoy seguro de que daría mi vida por la de ella, no me importa lo que yo deba perder si con eso, consigo que ella esté bien.
—Señor Falcó, debemos hablar —pronuncia la doctora rompiendo el silencio.
Tomo una bocanada de aire para ayudarme a entender lo que tiene que decir.
—¿Está segura de que mi esposa estará bien? —Giro hacia ella, me mira con firmeza, como si la frialdad de mi voz no causara nada en ella.
—Soy la doctora Ginecobstetra Gissela Martínez —se presenta—, la señora Falcó estará bien —mantiene—, sin embargo, me temo que deberá de estar internada en este hospital por al menos un mes —informa, provocando que me separe de la cama y me acerque a ella.
—D