Entre las sombras de la noche nuestras voces se mezclan y crean un cántico al deseo.
Amelia
Luego de todo lo que hemos pasado juntos, no me da miedo ir de su mano hacia lo desconocido. Hacía eso que me excita aún mucho antes de que él toque mi piel. Hacia un nuevo juego en el que mi cuerpo será su juguete y yo la víctima de todo su placer. Salgo de la casa sin mirar atrás y subo al auto que nos espera, mi corazón late con tanta fuerza que me parece que Sebastián puede oírlo.
Mantener la mente abierta. Esa frase se mantiene flotando dentro de mi cabeza provocando que me llene de expectativas. Ya me ha atado de distintas formas, se ha divertido llevándome al límite de la resistencia, me ha hecho suplicar por la liberación. No imagino que más pueda usar para hacerme explotar.
No tardamos mucho en llegar a su departamento. Al menos es un lugar familiar en el que me siento cómoda. Subimos a su piso por el elevador y al entrar me lleva directo al salón siguiendo un camino de velas, me doy