Capitulo Seis

Sin aliento. Así quedé.

Sebastián

Nadie, en toda mi existencia, se había atrevido jamás a cerrarme la puerta en la cara. La furia pugna dentro de mí con un extraño atisbo de admiración por su audacia, un coctel delicioso de emociones que me deja perplejo. Una cosa, sin embargo, es completamente claro: esta relación será un juego fascinante, y la anticipación de cuanto voy a disfrutarlo me invade. Camino hacia el auto y parto sin mirar atrás, tomo el volante con fuerza, como si quisiera arrancarlo de su base. Me siento excitado. En el primer semáforo que encuentro marco el número de mi asistente mientras espero a que la luz cambie de color.

—Señor Falcó —responde con un tinte de cansancio en su tono de voz. Quizás no sea la hora, pero cuando ella firmó su contrato, era consciente de que debía de estar disponible para mí las veinticuatro horas del día, todos los días.

—Averigua en donde será el funeral de la señora Van Der Beek y envía el arreglo floral más costoso que encuentres —le ordeno.

—Sí, señor —contesta al instante, por lo que cuelgo y me dirijo a casa.

Al llegar, sin mucha ceremonia, subo a mi cuarto, me cambio de ropa y me meto a la cama, sin haber dejado de pensar ni un solo momento en mi prometida. Mi mente se niega a desconectarse, a olvidarse de ella. Amelia Van Der Beek lo ocupa todo: el eco de su voz, en la forma en la que me habló, la insolencia de sus palabras, en la intensidad arrogante de su mirada.

Sus ojos son aún más hipnotizantes de cerca… son un abismo de perdición…

—¡Sebastián despierta! —Abro los ojos con pesar cuando la luz del sol invade por completo la habitación y la estruendosa voz de mi abuelo rompe el silencio—. ¡Vamos! ¡Sal de la cama! —exclama mi abuelo con una premura inusual luego de haber corrido las cortinas.

Resoplo tragándome la rabia que se desarrolla en mi interior.

—¿Qué sucede? —susurro, intentando que mi cerebro termine de despertar y ensamble coherentemente los fragmentos de realidad.

Miro la hora en el reloj de la mesita de noche y me fijo que ya es tarde. Me quedé dormido, es la primera vez que me sucede desde hace mucho tiempo.

—La madre de tu prometida falleció ayer por la noche —informa agitando el periódico en el aire. Le extiendo la mano para que me lo dé.

—Lo sé —confieso sin interés—, anoche cuando la fui a buscar ella misma me lo dijo —agrego a la vez que leo la nota de prensa: los actos fúnebres serán un evento privado con familiares y amigos cercanos.

—¿Entonces qué haces tú aquí? ¿Por qué sigues durmiendo cuando tu novia necesita tu presencia? —inquiere en un tono molesto que rara vez muestra.

Lo miro por un segundo y pienso en mi respuesta, pero la verdad es que lo que suceda con la familia Van Der Beek me importa muy poco.

—Porque no es mi novia, solo es la mujer que tú elegiste para mí y porque no me interesa perder mi tiempo en ese tipo de cosas —contesto con toda la sinceridad de la que soy capaz. Sin decir nada me arranca el periódico de las manos y lo azota con fuerza en mi cabeza.

—Me importa una m****a lo que pienses de esta unión Sebastián —anuncia, su voz, un susurro contenido. Pero cargado de una furia que nunca antes le había escuchado—. Vas a asistir al funeral y te quedaras al lado de Amelia Van Der Beek y sin importar que ella te eche de su lado mil veces, te quedaras ahí demostrándole tu apoyo —sentencia y me doy cuenta de que no tengo opción a negarme.

—¿Por qué? —cuestiono deteniendo sus pasos—, ¿Por qué tanto interés en esta boda? —Salgo de la cama con la intriga carcomiéndome. Tanto interés no puede ser solo porque si—. No necesitamos el dinero de los Van Der Beek, nuestra empresa es una de las mejor consolidadas en todo el Reino Unido —alego mirándolo a los ojos.

Estoy seguro de que hay algo más en todo esto, un interés oculto.

—Porque los Falcó somos hombres de honor y nuestra palabra vale más que cualquier fortuna —dice recuperando la calma con una habilidad inquietante—, sin embargo, si no quieres continuar con esta alianza, ni quieres obedecer mis órdenes, estás en tu derecho de hacerlo, eres libre de elegir —hace una pausa en la que parece pensar sus palabras con total cautela—, pero entonces prepárate para asumir las consecuencias —susurra afilando la voz como una serpiente.

Su advertencia no es más que un recordatorio de que si no sigo adelante con la boda, entonces voy a perder mi posición como CEO de la empresa. He trabajado mucho para estar en ese puesto, para tener el control en mis manos, no obstante, no estoy dispuesto a hacer lo que a él, se le venga en gana solo para permanecer en la cima de la montaña.

Puedo conseguir eso y más por mi cuenta.

—Bien, te devuelvo tu empresa. Tengo dinero suficiente como para iniciar mi propio negocio y olvidarme de esta maldita estupidez de una vez por todas —señalo con una sonrisa de victoria, no obstante, su mirada fría y calculada hace que mi sonrisa se borre al instante.

Un frío cortante me hiela la sangre dentro de las venas. En su rostro se refleja una sonrisa diabólica que no le alcanza los labios.

—¿Tienes dinero? —Sus labios se curvan—. ¿Seguro?, porque hasta donde tengo entendido todo lo que tienes, incluyendo tu dinero, me pertenece —decreta saboreando cada palabra—, y si no te vas a casar con la señorita Van Der Beek, todo lo que poseo incluyendo tus supuestos activos personales, irán a parar a manos de la caridad en cuanto yo muera —concluye y sale de la habitación dejándome sin habla.

El viejo sacó todas sus cartas.

El hombre que he conocido toda mi vida, el que me crio con reglas y amor, ahora parece un completo desconocido. Es la primera vez que me amenaza de esta forma, que se comporta así. Nunca había prestado atención a mi estilo de vida, que aunque no es desordenado, tampoco ha sido muy centrado.

O sea, no suelo ir de bar en bar buscando mujeres. De vez en cuando, alguna se me lanza encima y terminamos en la cama, no obstante, mis preferencias son algo especiales y no todas consiguen satisfacer completamente esas preferencias.

En fin, creo que por ahora mi abuelo tiene la b****a en su poder. Entro al baño y me meto bajo el chorro, dejo que el agua caliente me queme la piel mientras la mirada exótica de Amelia aparece de nuevo en mi cabeza. Quiero follarla. Necesito cogerme a mi prometida al menos una vez para sacarme estas ganas de una vez por todas. Pero como hacerlo sin que ella sienta que gracias el sexo significa algo para mí.

Salgo del baño y voy al vestidor, elijo un traje negro con camisa gris oscuro, zapatos negros, mi reloj y un poco de perfume completan el atuendo. Cuando salgo y voy al comedor, desayuno en silencio, sumido en mis propios pensamientos. Mi abuelo, al otro lado de la mesa, parece preparado para dejarme en la calle, sin embargo, no pienso perder todo lo que he construido desde que estoy al mando de la empresa. Es cierto que mi abuelo la salvó de la quiebra y que mi padre en su momento hizo un buen trabajo, pero he sido yo quien la ha modernizado y llevado más allá de nuestras fronteras.

Sin haber terminado de comer, me levanto de mi lugar y salgo de la casa. Afuera mando por el auto y el chofer. Me gusta conducir, pero para este tipo de eventos se debe hacer gala del lujo y la clase, normas banales y absurdas que convierten a la muerte en un evento social en el que la elegante hipocresía hace alarde de sus mejores galas. Pero en fin, enlazarme con el apellido Van Der Beek implica que debo mostrar mi alto estatus, a pesar de que el mundo entero ya lo conoce.

Una dama, como mi futura esposa, merece el mejor trato. Si tan solo supieran lo que yo sé. Mi mente de nuevo me traiciona cuando subo al auto y me hace imaginarla a ella, con una de sus manos adherida al volante mientras conduce por la ciudad, lleva puesto un vestido con escotes pronunciados y que no le llega ni a la mitad del muslo, sin ropa interior y en su interior un vibrador que yo controlo desde el asiento del copiloto al tiempo que con su mano libre me acaricia…

—Señor, hemos llegado —anuncia el chofer sosteniendo la puerta abierta para mí.

¡Maldición, la tengo dura y ni quiera me percate del tiempo que tardamos en llegar!

Octavia Jimenez

Empezamos con las actualizaciones, espero poder leer sus reacciones en los comentarios.

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