Capítulo 2

Hoy es la gran inauguración del Club Privilege. No es mi primer negocio, pero sí el más ambicioso, he pasado todo el día supervisando que todo salga perfecto.

Mi oficina es amplia y tiene una habitación con baño. Quise hacerlo así para poder quedarme, si se me llegara a presentar cualquier emergencia. ¿Previsión? ¿Oportunidad? Quizás..., sonrío de pensarlo.

Ser soltero y próspero genera oportunidades que no estoy dispuesto a desaprovechar, suena frío, pero en estos momentos no quiero, ni tengo ganas de enredarme en una relación, me hace sentir agobiado, y ya he tenido suficiente.

Luego de una ducha me visto para esta noche. Un traje de dos piezas de Cashmere azul oscuro hecho a medida, con una camisa blanca de seda italiana. No llevo corbata. ¡Me asfixian! Termino poniendo mi loción. Me miró por última vez en el espejo y observo el reloj. Listo para salir...

Son las nueve de la noche. Hace apenas quince minutos se abrió el Club y ya está a reventar. Paso por el salón de seguridad y las cámaras me muestran cómo está la entrada llena, esperando una oportunidad para entrar.

Me voy caminando hasta el salón VIP, saludando a la gente que se detiene a felicitarme por la apertura del local. Tardo 30 minutos en llegar hasta el salón, ¡uff!…

Hasta ahora todo va saliendo de maravilla, sin imprevistos, el personal que he contratado ha mantenido el orden, la seguridad y la atención con estándares de lujo. Me topo con Kathie, una rubia alta, en conjunto muy hermosa, elegante y competente, que ha sido mi mano derecha por años, juntos ya hemos abierto tres sucursales del Club Privilege con excelentes resultados en Francia, España, y ahora este aquí en Estados Unidos. Chicago nos brindó la oportunidad y luego de seis meses de arduo trabajo, al fin estamos abriendo.

—Pierre —me encara Kathie—. La inauguración ha sobrepasado lo previsto, no hemos llegado ni de cerca a la media noche y estamos a casa llena.

—Me parece estupendo Kathie, excelente trabajo, mañana en la tarde, antes de abrir haremos una reunión con el personal para felicitarlo.  Por cierto, te ves muy bien, el cansancio como que no te afectó —Me río de ella mientras veo que me hace una cara de fingida molestia para luego reírse.

—¡No te preocupes, que ésta se la cobro al jefe! —Me refuta mientras me guiña un ojo—. Voy a pedir tres meses de vacaciones pagas —sonríe.

—¡Claro! —le contesto—. Cuando inauguremos el quinto Club te las doy.

—Ni lo sueñes Pierre, para eso faltan dos Clubes, y no hemos parado en los últimos cuatro años, merecemos un descanso, todo marcha de maravilla con los otros y este no será la excepción —habla con la soltura de alguien que conoce su trabajo.

Mientras sigo conversando con Kathie sobre el desenvolvimiento de la inauguración, me llama la atención una cabellera negra que pasa cerca de nosotros, ¡Dios! ¡Qué mujer!, ese vestido se le ajusta perfectamente a su cuerpo, el color verde esmeralda hace resaltar su piel blanca de porcelana, sus piernas son hermosas. Mis ojos siguen a la mujer y ya no sé lo que me están hablando.

—Pierre... Pierre, ¿me estas escuchando? —Kathie me sacude en el brazo para llamar mi atención.

Yo no le contesto, pero ella intuitivamente sigue mi mirada.

—¡Listo! Te perdimos por el resto de la noche —exclama Kathie sonriendo— Ve, yo me encargo, cualquier cosa nos comunicamos, si es que tendrás cabeza —y se aleja sonriendo.

Sigo parado viendo hacia donde se dirige la mujer de cabello negro y vestido verde esmeralda, estoy atento para ver si anda acompañada, espero unos minutos, pero sólo veo que habla con otra mujer rubia, mientras se van acercando a la barra, ella voltea, me le quedo mirando fijamente y nuestros ojos se conectan. ¡Dios! Es hermosa....

Ella aparta la mirada y aprovecho de salir de su campo de visión.... Voy a sorprenderla.... Me dirijo rápidamente hacia la barra de cristal donde ellas se encuentran.

Escucho a su amiga pedir un Cosmopolitan, y ella con una voz tan sensual pide un whisky en las rocas...

—Eso no es un trago de chicas —le digo muy cerca de su oído, mis labios casi rozan el lóbulo de su oreja, su cuello invita a que lo besen, siento como todo su cuerpo se tensa y el mío responde ante su belleza.

Se voltea lentamente, y nos quedamos mirando por unos segundos que se hicieron eternos, su rostro es hermoso, tiene unos ojazos negros que hablan por sí solos, una nariz perfecta y una boca... ¡Dios que boca! Perfecta para perder la vida en un beso...

Reacciono cuando ella dice:

—No sabía que las botellas le ponían falda o pantalones dependiendo para quién sean.

Me río sin dejar de observarla y un carraspeo de la chica que anda con ella me saca de mis pensamientos...

—Hola —dice—. Yo soy Cassandra y ella es mi amiga Alexa, ¿y tú eres...?  —pregunta la rubia extendiendo su mano.

—Mi nombre es Pierre Dupont, bienvenidas al   Club Privilege —tiendo mi mano hacia la rubia y luego hacia la mujer que ha llamado mi atención. Le tomo la mano y me la llevo a los labios, el contacto con su piel suave y sedosa me produjo una cálida sensación de hormigueo que jamás había sentido—. Encantado.

Ella rápidamente retira su mano, veo su rostro y sus mejillas que, aun con la poca luz que hay, están sonrojadas.

Mientras la observo, me dirijo a su amiga y le pregunto tratando de aligerar el momento:

—¿Les puedo invitar un trago?, así podemos conversar y me pueden dar su impresión del club.

La rubia mira a su amiga rápidamente, hay un intercambio de miradas, los ojos de ambas parecen hablar sin palabras, pocas veces he visto ese grado de complicidad y compenetración entre amigas

—Claro —contesta la rubia.

Enseguida le hago seña al bartenders para que sirva, mientras trato de pensar rápidamente como llamar su atención, extraño en mí, pero esta mujer me descoloca, su belleza me abruma, parezco un adolescente en su primera cita, la reflexión me hace reír.

—¿Trabajas aquí? —pregunta la rubia.

—Se puede decir que sí —contesto rápidamente.

—Interesante —contesta, y luego de una muy breve pausa continúa —nosotras hemos venido hasta aquí con doble propósito —dice muy risueña—, bueno con un triple propósito, pero uno es reservado —habla con mucha picardía mirando a su amiga.

—Cass...

—Alexa... —responde la rubia.

—Venimos a conocer el club —continua la rubia—, pero también nos gustaría contactar al dueño, tenemos una agencia de publicidad y nos gustaría ofrecerle nuestros servicios, tenemos creativos de vanguardia y trabajamos con las últimas herramientas de marketing como el neuromarketing, branding, merchandasing y el Search Engine Marketing.

—Bueno, solo me has dicho dos de los tres propósitos —les sonrío.

—El tercero es reservado —contesta enseguida la rubia con picardía, mirando a su amiga.

Me quedo intrigado, con ganas de saber más.

—Creo que puedo ayudarlas —contesto— por lo menos con uno de ellos, pero... ¿qué ganaría yo con eso? —digo mirando fijamente esos profundos ojos negros.

—¿Qué quieres a cambio? —responde ella con la cara altiva, y esa voz profunda que me encantaría escuchar pronunciando mi nombre en la intimidad. Sin embargo, noté que algo en su mirada cambió, sus ojos ahora son fríos.

—Una cena —contesto alzándome de hombros—, simplemente una cena, allí me pueden hablar sobre la propuesta que quieren hacer y luego yo les puedo ayudar a contactar la cita con el dueño —le aclaro de inmediato al ver su cara de espanto, si siente que es una cena de negocios aspiro a que acepte de forma más rápida.

Por segundos las veo mirarse y comunicarse de esa extraña forma, siento una tensión en mi cuerpo en espera de su respuesta.

—Aceptamos el trato —contesta ella, mientras yo suelto el aire que no pensaba que tenía retenido—, aquí esta nuestra tarjeta —me entrega una tarjeta que saca de su pequeña bolsa—, contáctanos y tendremos la cena.

Alzo la vista y la veo a la cara, me tienen cautivados sus ojos, mientras recibo la tarjeta nuestros dedos se rozan y allí esta esa sensación eléctrica de nuevo.

Por encima de sus hombros veo a Kathie haciéndome señas, mal momento para requerir mi presencia, sin embargo, con congoja le digo

—Bueno chicas, sigan disfrutando, espero poder verlas más tarde, el trabajo llama, no se pierdan el espectáculo que viene —Me despido de ambas con el beso en la mejilla, cuando la beso a ella aprovecho para aspirar su aroma, simplemente delicioso—. Nos vemos.

Me separo sin ganas y voy hasta donde se encuentra Kathie.

—Kathie estoy que te mato, sino fuera porque eres mi amiga y mi mejor empleada ya estuvieras en un cajón —le digo con voz alegre para atenuar mis palabras.

—Pierre, si no fuera importante sabes que no te molesto —contesta ella llevándose la mano al pecho y con cara de fingida disculpa—, pero es que el DJ quería hablar contigo antes de la presentación y tú sabes bien que a él no se le puede decir que no.

—De acuerdo —replico—, vamos a ver que quiere David.

Y camino hasta el camerino que tenemos destinados para artistas, con Kathie a mi lado, pero sin dejar de pensar en la belleza de mujer que acabo de dejar atrás.

Doy vuelta a la tarjeta entre mis dedos, y como estoy pensativo y silente, Kathie voltea extrañada y me pregunta.

—¿Pasa algo?, te noto extraño.

—Pasan unos ojazos negros y una mujer hermosa. Tenía tiempo que una mujer no me hacía vibrar nada más verla y me dejara con ganas de más.

—Ten cuidado, mi querido amigo. No quiero verte sufrir de nuevo.

—Pasará lo que deba pasar, si ese es el destino. De lo contrario quedará en una simple visión…

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