Contigo Ahora. Dos vidas, un solo destino...
Contigo Ahora. Dos vidas, un solo destino...
Por: Bet Alifanow
Capítulo 1

Corre el mes de Octubre en Chicago, hoy particularmente está lloviendo, estoy en mi oficina mirando a través del ventanal la ciudad bajo una lluvia tenue, mirando a la nada, está cayendo la tarde, ya la jornada de trabajo terminó, todos se han ido, me encuentro sola con mis pensamientos...

Me fui directo al minibar que tengo en mi despacho, me serví un whisky en las rocas, ¡bendita sea Lucy, mi asistente, por mantener abastecida mi nevera!, a veces un trago luego de un día de trabajo reconforta...

Tres contratos se cerraron hoy. Lo que representa buenos dividendos para la empresa, Mientras camino de nuevo hacia el ventanal, vuelvo mis pensamientos al pasado y recuerdo cómo nació la empresa. Fue en el último semestre de la universidad, hace nueve años, cuando con mi loca mejor amiga pusimos en práctica una idea publicitaria.

En aquellos tiempos parecía una completa locura, ambas éramos tan jóvenes e ilusas con muchos sueños, nuestra primera publicidad fue para una compañera de cuarto que estudiaba química y había hecho labiales artesanales. La campaña publicitaria fue tan impactante que rápidamente caló entre las compañeras de universidad e hicimos el dinero suficiente para alquilar nuestra primera oficina.

Recordarlo me arrancó una franca sonrisa. El sonido del celular me sacó de mis recuerdos…

Al ver la pantalla ruedo los ojos.

—Dime... —digo seria.

—Uyyy hay alguien que no está de buen humor esta tarde...

—¿Y hay alguna diferencia con respecto a las otras? —respondo sin mucha emoción.

—¡Vamos Al! deja ya la amargura, te van a salir arrugas... —escucho sus risas.

Bufé con obstinación.

—Dime Cass ¿Con qué me vas a salir hoy? —contesto con voz de fastidio.

Cassandra Harrison es mi loca mejor amiga, juntas hemos construido este pequeño imperio, pero veíamos la vida de diferentes maneras. Cass, como yo le digo cariñosamente, seguía alegre, impulsiva, extrovertida y ha estado a mi lado en los buenos y en los malos momentos, sobre todo en los malos...

—No puedo con tanta amargura, pero igual te adoro —ríe por lo bajo y enseguida continúa—. Hoy es la inauguración de un club nuevo y muy exclusivo, Al —explica—. Pensé que podíamos ir y aprovechar para contactar al dueño, ofrecerle la publicidad y de paso nos divertimos un poco.

—Cass —le digo pausadamente— y si es tan exclusivo ¿imagino que es con invitación, o no?

Escucho un resoplido, y yo continúo.

—¡Ajá, adiviné! Y cuéntame, señora maravilla, ¿cómo vamos a entrar?

—Bueno, doña amargada —responde Cass con arrogancia—, resulta que tengo dos pases VIP y pensé en ir a divertirme con la mejor amiga que me ha dado el mundo.

Escucho su risa y no puedo hacer otra cosa que sonreír. Cass tiene ese efecto, siempre me saca una sonrisa.

—Está bien —respondo resignada—. Pero voy con una condición.

—¡A ver! Tú y tus condiciones absurdas ¿Con qué me vas a salir ahora?

—Nada de tratar de ligarme con nadie, ¿está bien? —respondo.

Nuevamente se escucha un resoplido al otro lado de la línea.

—Está bien, Alexa Gupalova, pero algún día tienes que salir de esa burbuja en la que estas metidas desde que...

—Páralo ya Cass —la corto—, o me voy a arrepentir de haber dicho que voy contigo.

—De acuerdo —contesta—, a las nueve en punto paso por ti.

—Ok.

—Ponte linda y arrebatadora, algo así como vestida para matar —oigo su risa.

—Ya basta Cass—sonrío—, sólo vamos a ver qué tal y ¡listo!

—¡Y a tratar de contactar al dueño, Al! —responde Cass—. Recuerda que en estos momentos, estamos en la época de buscar contratos para poder empezar con cuentas nuevas para el año que viene, esta es la fecha perfecta.

«Impresionante», pienso. Regresó la Cass empresaria.

—Ok, nos vemos —. Cuelgo la llamada y me quedo pensando...

Ya ha terminado de llover. Así que, apuro mi trago, recojo mis cosas y salgo de la oficina. Coloco el sistema de seguridad y miro el reloj, me quedan aún dos horas para arreglarme, menos mal que el apartamento queda a unas pocas cuadras de la agencia de publicidad.

El aire fresco de la noche golpea mi cara y la refresca.... Camino el poco trecho que hay hasta llegar al que ahora puedo llamar mi hogar.

Entro al edificio y subo rápidamente al ascensor... Marco el piso cuatro...

Mientras subo sigo pensando en mi soledad..., no sé si es el clima que me afecta o que voy a entrar en mis días sensibles. Hoy ando medio nostálgica, sintiendo que algo me falta.

Al abrir la puerta del ascensor me recibe un aire gélido, que me recorre la espalda y me importuna. Realmente estoy incómoda conmigo misma. Estoy cansada de seguir en este estado de soledad auto impuesto. Pronto se cumplirán cinco años sola...

Entro rápidamente al apartamento, dejo las llaves y el bolso en la mesa de la entrada.

Camino hacia la habitación para prepararme un baño, pienso que debo cambiar, así que decido que esta noche me voy a divertir. Me desvisto y me miro en el espejo, en seis meses cumplo treinta años, lo que veo es agradable a la vista, soy una mujer de 1un metro sesenta y cinco centímetros., con el cabello abundante de color negro azabache, lo llevo por debajo de los hombros, mis ojos son negros y mi piel muy blanca, el contraste entre cabello y piel siempre me ha hecho ver diferente, mi cuerpo es esbelto, pero con muchas curvas. Sonrío.

Mis piernas torneadas bien modeladas por el ejercicio, mi vientre plano, mi cintura pequeña, buen tamaño de senos y buen trasero. Siempre fui una mujer agraciada, alegre y conforme conmigo misma hasta que...

Sacudo la cabeza...

—¡No quiero pensar en eso! —digo   en   voz   alta— ¡Ya no más! —Suspiro— ¡Hasta hoy! Basta ya de la autocompasión y el mal recuerdo. Por su culpa me he olvidado de vivir. ¡Pero ya no más! —digo con determinación, mientras limpio con rabia las lágrimas que han decidido escaparse de mis ojos y que ahora corren por mis mejillas.

Esta declaración la hice frente al espejo, más para convencerme que otra cosa.

«Mi baño relajante». Pienso...

Al terminar, miro el reloj y aún me queda una hora para que llegue Cass. Decido que esta noche me pondré un vestido que me haga sentir hermosa. Abro el armario y el que veo es uno verde esmeralda sin mangas y cuello en V que no me había puesto nunca, muy elegante y sugestivo, justo como quería lucir hoy.

Me río pensando que a Cass le dará un infarto cuando lo vea, tenía mucho tiempo sin usar este estilo de vestidos.

Saco un conjunto de ropa interior de encaje a juego, y pienso que hoy voy a relajarme lo suficiente para disfrutar la noche. Mientras me echaba crema en el cuerpo seguía cavilando y recriminándome por pensar en lo mismo una y otra vez, en serio necesitaba distraerme....

Me pongo el vestido, me miro nuevamente en el espejo y me gusta cómo me queda, el escote en V favorece la vista hacia mis senos, me peino y me maquilló de forma sencilla. Pero el contraste entre el vestido verde esmeralda, la piel blanca, el cabello negro y los labios rojos que vi, me sacó una sonrisa que iluminó mi rostro y me hizo sentir satisfecha.

Ya era hora que llegara Cass....

Si había algo que caracterizaba a Cassandra Harrison era la puntualidad, como buena inglesa, vivíamos cerca y de tanto tiempo de estar juntas, estamos sincronizadas, somos mejores amigas desde que empezamos la universidad, compartíamos todo, estábamos tan compenetradas que bastaba una mirada para saber que pensaba la otra.

Apenas Cass se estacionó, yo salía del edificio…

—¡Diossssss! —exclama Cass abriendo exageradamente la boca—. ¡Estás bellísima!, si no fueras mi mejor amiga te lo juro que me convierto en lesbiana y te pido matrimonio —dice con una amplia sonrisa.

—Deja el escándalo que tampoco es para tanto —le contesto rodando los ojos—, simplemente hoy quiero disfrutar y no quiero comentarios que me recuerden el pasado, quiero que hoy sea una noche diferente —bajo la cara y digo con voz sombría—, quiero volver a vivir Cass...

Se hace un silencio entre ambas por unos segundos entristeciendo un poco el ambiente, pero enseguida Cass me mira y dice:

—¡Pues no se hable más y marchemos a disfrutar!

Sonrío a mi amiga, agradecida por siempre estar a mi lado. Entre ambas no se necesita decir más.

Llegamos al sitio, había muchísima gente esperando entrar. Realmente la decoración de la fachada era impresionante. El Club Privilege había inaugurado por todo lo alto.

Al entrar estábamos fascinadas. El ambiente era deslumbrante, todo era de cristal, con una decoración en blanco y dorado, el juego de luces hacía que el espacio fuera súper sofisticado y la gente se veía realmente alucinada.

Nos acercamos a la barra. Era de cristal transparente con luces de neón incrustadas y hasta los bartenders eran chicos y chicas sumamente atractivos.

Cass pidió un Cosmopolitan...

Yo, pido un whisky en las rocas...

—Eso no es un trago de chicas —escucho decir muy cerca de mi oído. Inmediatamente entro en alerta, era una voz grave e increíblemente sensual, siento su aliento y sus labios muy cerca de mi oreja.

Enseguida me tenso y me volteo lentamente, para quedar frente a un hombre impresionante, alto, esbelto, con un traje que le sienta genial, de profundo ojos azules, su piel claramente bronceada, muy bien cuidada, su nariz perfilada y su boca, tan perfectamente delineada que invitaba a besar...

Aunque tardo en responder, por estar analizándolo. Respondo…

—No sabía que a las botellas le ponían falda o pantalones dependiendo para quién sean.

El desconocido se ríe y veo una perfecta hilera de dientes blancos y una sonrisa perfecta... Dios, ese hombre es de revista. Un carraspeo de Cass me saca de mis pensamientos....

—Hola —se dirige al hombre extendiéndole la mano.

—Yo soy Cassandra y ella es mi amiga Alexa, y ¿tú eres...? —le pregunta al desconocido.

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