Capítulo  8 “La mejor”

Capítulo 8  “La mejor”

Me arregosté a la pared mientras la observaba estrujándose los ojos. Soy un hombre de 36 años, ella una muchacha de 23… Es realmente hermosa y además es cautivadora, pero desde que comencé esta amistad con ella, me ha gustado. Lástima que esté tan enferma. Ojalá acepte mi otra propuesta.

–Señor Johansson, ¿qué hace allí arregostado? ¿Ya terminó?

Respiré un poco y entonces le dije:

–Discúlpeme Jade, estaba firmando los contratos. Déjeme felicitarla, su presentación y su proyecto lo hicieron posible. Su proyecto ya es parte de New Generation of  Technology. ¡Bienvenida!

–Gracias a Dios, ¿entonces todo salió bien?

–¡SÍ!  Más que bien. Ahora vamos a casa –le dije.

Camino a casa le iba recordando algunas de nuestras conversaciones anteriores, vía internet o telefónicamente conversamos antes muchas veces.

–Jade, yo soy un poco ermitaño, creo que se lo dije antes. Vivo arriba, en la montaña. Es que no me gusta el bullicio de la ciudad.

–Sí, algo de eso me dijo Ja… –frenó su frase y sé que iba a decir Jade–. Ja, ja, ja –terminó haciendo una risa nerviosa.

Continué fingiendo no darme cuenta de sus palabras:

–Prefiero mi montaña y mi soledad. Además allí arriba se respira aire puro y siempre hace frio. La nieve siempre se hace presente y eso me encanta –justifiqué mi vida de escandinavo nativo, primitivo y montañés.

Para mi Sorpresa al llegar a mi vieja mansión me encontré con una cantidad de gente totalmente desconocida. Eva los había llevado a mi casa y tenían una fiesta armada sin siquiera  participarme de ello.

–¡¿Mierda, que coño es esto?! –exclamé. Mostrando mi total desagrado.

Entré echando chispas. Eva, al mirarme, se acercó efusiva y cuando pretendía darme un beso, me deshice de sus brazos mientras que la tomaba del codo.

–Óyeme, Eva Suansson, Ahora mismo sacas a toda esta gente de acá de mi casa y recoges tu equipaje y te me vas ya mismo.

–Oye, Cariño ¿qué te pasa, acaso no estás feliz conmigo acá?  ¿No quieres follar conmigo hoy? –me dijo vulgar y groseramente.

–Mira Eva, mejor vete, antes de que entre en cólera. Todavía soy un citadino, no me saques al primitivo montañés, porque te puedes arrepentir –mascullé lentamente.

–Qué no me voy y no voy a sacar a mis amigos tampoco, no quiero, no me da la gana –Me habló altanera y desafiante.

–¡Maldita sea! O los sacas tú o los sacó yo.

Eva se me acercó ronroneando y moviendo sus caderas provocativamente.

–Erik, no me vengas con eso –me acercó su boca como pececito. 

–Coño Eva, yo estoy cansado de las mujeres que con sus piernas y su gran trasero creen que pueden manipularme, eso no va  conmigo –le dije caliente y alejándola de mi.

Su cuello se estiró y sus ojos se afilaron con ira como fiera lista para atacar.

—¿Qué? Espera… ¿Qué quieres decir con que no va contigo? Eso no es lo que dijiste cuando te me metiste entre las piernas. ¡Eres una basura! –gritó. Haciendo que todos nos miraran.

Sus ojos determinaron a Jade  y con espeluznante ira espetó:

—¡AH! Ya veo… Lo haces por ella. ¿Te has cansado de mí? –gritó sin dejar de señalarla–.  Claro, La llevarás a ella a tu cama… Te digo Erick, yo, Eva, la actriz más famosa de Suecia,  diva futura de toda Europa, ¡nunca permitiré ser humillada así!

Eva se abalanzó sobre Jade, tomándola por el cabello, y Jade sorprendida, sólo desmesuró sus ojos viéndome.

Jalé a Eva, y "Paf". Le di una bofetada y la soltó, estaba tan fuera de sí que temí le hiciera daño.

–Me tratas así, ¿por ella? Por esa cualquiera… –Me dijo al ver que la colocaba detrás de mí para alejarla de ella.

No la dejé seguir hablando, la tomé del brazo y  la encaminé hasta la puerta. No podía permitir que esta mujer, de gran trasero pusiera en entredicho y con tan mala intención el nombre de ella...  No puedo permitir que nadie se atreva ofender a mi socia. 

Volví mi rostro a Jade, ella parecía desconcertada y dio varios pasos atrás, atemorizada y confundida por el espectáculo y tuve que pedirle  que se mantuviera al margen. 

Hice un gesto a Leo para que la lleve a otra habitación. Jade me devolvió la mirada y asintió, yéndose con él.

–Maldita mocosa, ni tú ni nadie se burla de mi, Erik… –siguió Eva, aún rabiosa.

Me acerqué a la oreja de Eva, ya con desdén y gran enojo por todo el teatro que armó. Le susurré:

–Escucha, víbora, más vale que te vayas rápido de aquí y te lleves a tu pandilla de amigos contigo y desaparezcas, o tu carrera se acabará cuando tu delicioso vídeo llegue a las redes sociales.

La mujer  se volvió a mirarme y entre confusa y temerosa, se les fue acercando uno a uno a sus amigos y ellos iban saliendo refunfuñando, algunos llevaban mis botellas de vino, entonces me instalé en la puerta y se las iba quitando. No por tacaño sino por groseros y abusadores.

Después Eva recogió su maleta y salió dándome una mirada de odio. Antes de terminar de salir se volvió y me dijo:

–Ve bien Erik. Sé que esa mujer no se me acerca ni medianamente, Eva Suansson es única y jamás podrás encontrar en esa, lo que tuviste de mí… Lo verás cuando estés con ella más tiempo… Yo soy la mejor… Como yo no hay otra.

La miré irse y me quedé pensativo al oír como esa mujer se autodenomina la mejor… Quizás lo sea, pero no para mí precisamente. Porque cada uno puede tener a la mejor que es para él…  Sólo que algunos no nos damos cuenta y la dejamos pasar sin siquiera verla. Y yo ahora creo que  puedo tenerla… Aunque sea por poco tiempo.

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