OwenCaminábamos por el bosque enemigo, un territorio que se había convertido en el escenario de nuestra desesperada misión tras meses de esfuerzos diplomáticos infructuosos por recuperar a Grace. La frustración hervía en mi interior, una furia contenida que luchaba por liberarse con cada paso que dábamos bajo la sombría cobertura de los árboles antiguos.Estaba furioso, no solo con los Necrolobos, sino con nosotros mismos, por no haber actuado con la inmediatez que la situación demandaba desde el principio.—Deberíamos haber venido en cuanto se la llevaron a su territorio y acabar con todos para tenerla de vuelta conmigo, —murmuraba para mis adentros, cada palabra como un eco de mi ira y desesperación.Los consejos de prudencia y racionalidad, ofrecidos por mis padres y la madre de Grace, ahora me parecían palabras vacías, un eco distante de precaución en un mar de urgencia.Inútil. Habíamos perdido tanto tiempo en debates y estrategias, esperando encontrar una solución pacífica que
OwenSin embargo, Grace no estaba paralizada por el shock como yo. En lugar de eso, aprovechó mi momentánea incapacidad para reaccionar, un testimonio de su astucia y habilidad para adaptarse rápidamente a la situación. Con un movimiento fluido y preciso, me derribó, invirtiendo nuestras posiciones con una facilidad desconcertante. De repente, me encontré en el suelo, mirando hacia arriba, mientras ella se ponía de pie, lista para atacar.El cambio en la dinámica fue tan abrupto como desconcertante. La sorpresa inicial dio paso rápidamente a una mezcla de admiración y preocupación. Grace, la misma que habíamos venido a rescatar, no solo se había defendido con éxito, sino que también había tomado la ofensiva, mostrando una destreza y una determinación que iban más allá de lo que cualquiera de nosotros había anticipado.Mientras me levantaba rápidamente, preparándome para enfrentar el ataque que sabía que estaba por venir, no pude evitar sentir un profundo respeto por Grace. A pesar de
GraceLlevamos a los prisioneros a un rincón secreto del bosque, un lugar envuelto en sombras y susurros de la naturaleza que solo nosotros cinco conocíamos. Ni mi padre ni sus hombres más leales habían pisado jamás este santuario oculto, descubierto en una de nuestras aventuras juveniles, en un día impetuoso en el que el deseo de explorar nos había llevado más allá de los límites conocidos.Quería información, sí, esa era la misión. Necesitaba conocer los movimientos y las debilidades de la manada de Crescent Moon para planificar nuestro próximo ataque. Sin embargo, había algo más, algo inesperado e inquietante. El chico alto y musculoso, cuya piel estaba marcada con tatuajes que contaban historias no dichas, había despertado una curiosidad ardiente dentro de mí. Cada línea de tinta sobre su piel parecía invocar una historia oculta, un misterio que se entrelazaba con la fuerza y la determinación que irradiaba.Jackson, por su parte, había actuado impulsado por una posesividad que no
Grace—No, —dijo Roma con una firmeza que cortó el aire tenso de la cueva. En un movimiento rápido y decidido, lanzó la medicación lejos de mí. El frasco voló por el aire antes de caer y quebrarse contra el suelo de piedra, el líquido azul derramándose y tiñendo las grietas con su color. —¿Por qué ahora? —Su pregunta, cargada de sospecha y temor, resonó en el espacio confinado, elevando la tensión a niveles palpables.En un instante, la cueva se transformó en un hervidero de lealtades enfrentadas. Roma desenvainó su espada con una gracia peligrosa y apuntó a June, su postura desafiante y protectora. —No te atrevas a amenazar a mi compañera, —gruñó Alex, apuntando su propia espada hacia Roma, su lealtad a June clara y decidida.Mecánicamente, como movida por un instinto que no comprendía del todo, armé mi arco apuntando a Alex. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de confusión, miedo y una ira emergente que luchaba por encontrar una salida.—¿¡Qué mierda está pasando!? —grité, mi v
OwenGrace estaba parada frente a nosotros, su figura recortada contra el tenue resplandor que se filtraba desde la entrada de la cueva. La intensidad de su mirada, la firmeza con la que enfrentaba la situación, me dejaba sin aliento. No podía creer la magnitud de lo que estaba ocurriendo, cómo se habían desvelado verdades que cambiaban todo lo que creíamos saber.Cada fibra de mi ser clamaba por liberarme, por correr a través de la oscuridad y enfrentar al padre de Grace, aquel que había tejido una red de mentiras tan densa que nos había consumido a todos. La ira que bullía dentro de mí era una tormenta, feroz y despiadada, impulsada por la necesidad de proteger a Grace, de arrancarla de las garras de la manipulación y la traición.Las palabras de Kallie, pronunciadas con una mezcla de temor y esperanza, me tomaron por sorpresa, al igual que a todos en la cueva. —¿Entonces no nos matarán? —Su pregunta, tan cargada de vulnerabilidad, resonó en el espacio confinado, un eco de nuestras
OwenLa mirada de Grace me perforaba, intensa y cargada de emociones no expresadas. Estaba sentada en el borde de esa cama improvisada, una figura de resiliencia y fuerza en la penumbra del búnker. Mientras tanto, yo me encontraba apoyado contra la puerta con los brazos cruzados, mi postura un intento fallido de mantener una distancia emocional que mi corazón se negaba a reconocer.—Creo que ese es un baño, —dijo de repente, rompiendo el silencio entre nosotros. Con un leve movimiento de cabeza, indicó una puerta cercana a la cama, un detalle del entorno que hasta ese momento había pasado desapercibido para ambos.—Tal vez lo sea... —Respondí, mi voz teñida de una leve diversión ante la observación. La tensión que había marcado nuestra interacción comenzó a disiparse, reemplazada por un atisbo de la comodidad y la familiaridad que siempre habíamos compartido.Nos quedamos en silencio un momento más, contemplando la puerta que Grace había señalado.Lentamente, Grace se levantó y se dir
20 de marzo de 2009Querido diario,Hoy es un día super, super feliz, como dice mamá. ¡Conocí a mi nueva familia! Tengo hermanastros ahora, Anya y Dan, que son hijos de mi nuevo papá (él no es mi papá de verdad, pero es muy bueno).Mamá ya no está sola y eso me hace sentir feliz y calentita por dentro, como cuando tomo chocolate caliente. Mi nuevo papá es súper amable conmigo. ¡Me dio este diario para escribir sobre todo lo que hago en esta ciudad nueva! Es muy bonito y tiene muchas páginas para mis secretos y aventuras.Estoy feliz por mamá. Ella sonríe mucho más ahora y eso me hace sonreír también. Ella dice que vamos a estar bien aquí y yo le creo.¡Ups! Tengo que ir a ayudar a poner la mesa para la cena. Vamos a comer juntos como una familia de verdad. ¡Qué emoción!Con cariño, Grace.Grace—Espero que la cena te haya gustado, Grace, —dijo la voz de mi padrastro, Rafe. Él era el nuevo esposo de mamá. Yo nunca conocí a mi papá de verdad, pero eso ya no me importa tanto. Mamá siempr
18 de mayo de 2009Querido diario,Hoy fue un día muy especial porque hace poco cumplí los 8 años, ¡yay! Mamá me dejó invitar a todos mis amigos de la escuela para una fiesta en el patio de casa. Había globos de colores por todos lados y guirnaldas que se mecían suavemente con la brisa. La tarde estaba llena de risas, juegos y música.Todos la pasamos súper bien, jugando y corriendo por todas partes. Incluso Dan y Alfa vinieron, lo cual fue genial. Pero entonces llegó el momento de soplar las velas del pastel. El pastel era grande y tenía mi dibujo animado favorito encima, se veía delicioso y olía aún mejor, como a vainilla y fresas.Cuando me acerqué para soplar las velas, vi algo raro. El pastel estaba como mordido en una esquina. Al principio, me quedé mirando, confundida. Luego miré a todos alrededor: mis amigos, Dan, Alfa... hasta que vi a Anya y sus amigas. Sus dedos estaban sucios, manchados con el mismo color rosa y blanco del pastel que tenía frente a mí.Mis ojos se llenaron