Intento mostrarme calmado delante de mi madre, para que no se preocupe más. Pero, no me es posible hacerlo cuando sé que las cuarenta y ocho horas posteriores al secuestro, son importantes.
— Está bien, madre. Comeré, ahora, regresa a descansar. — pido deseando que ella me deje solo para poder continuar con mi tarea.— En realidad, no voy a dormir.— ¿A dónde vas ahora? — pregunto confundido.— Debo ir a la finca.— ¿A la finca? — pregunto confundido.— Sí, los vigilantes han dicho que tus suegros han recogido todo.— No me sorprende que lo hagan. He arruinado todo y por eso, seguramente, quieren marcharse.Mi madre asiente, mientras yo siento que todos los logros que he tenido hasta ahora, han sido un fracaso, al no haber podido proteger a mi esposa e hijos.— Eso es lo que probablemente piensen, pero, sabemos q