Unos días después, Grayson estaba vestido y listo para salir del hospital. Sólo deseaba que Xavier también volviera a casa con él. Pero, aunque estaba despierto, tenía que quedarse un poco más para asegurarse de que no hubiera más lesiones.
—¿Estás bien? —preguntó Ari, doblando la poca ropa que había traído para él al hospital—. ¿Estás bien para volver a casa?
—No empieces —suspiró, mirando hacia ella. Oyó su aguda respiración—. Mira. Lo siento. Es que mi hermano sigue en Cuidados Intensivos y los hombres que lo pusieron ahí siguen libres. Tengo que averiguar quiénes lo hicieron y llevarlos ante la justicia —dijo Grayson. A decir verdad, prefería verlos muertos. Pero no quería decírselo a Ari—. Y la única manera de hacerlo es salir del hospital y encontrarlos.
Ari asintió, pero luego se acercó a él: —Pero escucha esto. No volverás a hablarme así —suspiró, sacudiendo la cabeza. Le rozó el brazo, pero él se apartó, así que ella cruzó los brazos sobre el pecho—. Grayson, estoy de t