#2:

 Cuando Yudith despertó, se encontró en un sitio desconocido.

Estaba dentro de una habitación de paredes rojas, sentada sobre una cama se sábanas rojas, y vistiendo una provocativa y sexy lencería negra, que no dejaba nada a la imaginación.

Corrió a la puerta, algo mareada aún, y un musculoso y evidentemente malhumorado guardia la encaró.

—¡Por favor, déjeme salir!¿ Dónde estoy? ¡Esto es un error!- chilló.

—Regrese a su habitación, señorita.- farfulló el gorila que custodiaba la puerta.

—¡Déjenme hablar con el encargado! Fui traída aquí en contra de mi voluntad! ¡Esto es un secuestro!- gritó.

—¡¿Qué pasa aquí?!- bramó una fuerte voz, y un hombre de baja estatura, calvo y de unos penetrantes ojos verdes apareció, caminando confiadamente por el pasillo.

—¡Señor, oiga! ¡ Auxilio! ¡Me han secuestrado!- gritó ella, intentando asomarse por encima del hombro del guardaespaldas.

El hombre se acarició el rostro, frustrado, y liberó un gruñido.

—Las principiantes son las peores. ¡Arún, contenla! Nuestros invitados están por llegar.

De un fuerte empujón, el gorila de la puerta la hizo retroceder, y Yudith cayó, estrepitosamente, sentada sobre el suelo.

—Bien hecho, Arún.- comentó el hombre, y entró en la habitación, cerrando la puerta.

Yudith se levantó del suelo, indignada, y corrió hasta el tipo, quien la volver a hacer retroceder con una fuerte bofetada.

Yudith se quedó muda de asombro y perplejidad, acariciando su adolorida mejilla, y mirando a su secuestrador con los ojos muy abiertos.

—Escúchame buen, ilusa. He pagado un pastal por ti,  y será mejor que no me hagas perder dinero.- masculló él. – soy Máximo Casas , dueño de este burdel de primera clase y tu amo, a partir de hoy.

—¡Yo no soy una prostituta!- protestó ella, mirándolo con desdén. A lo que él respondió con una fuerte y estridente carcajada.

—Ninguna de ustedes lo es…no al principio.

***

Xavier no acostumbraba a frecuentar el prostíbulo de su padrino, pero situaciones desesperadas llevan a medidas desesperadas. Y él necesitaba una mujer que quisiera mantenerse casada con él por todo el horrible período de un año.

Escaneó todo el lugar, y las encargadas le informaron que esa noche se celebraría un evento especial, ya que el video había adquirido cinco chicas vírgenes las cuales serían subastadas durante la noche.

Acarició su mentón con lentitud, en lo que una chica semidesnuda le servía una bebida.

—¿Podrías traerme la carta? Por favor, hermosa.

La chica que le servía se sonrojó.

—Como guste, amo.

***

—¡Eso es mentira!- sollozó Yudith, conteniendo sus lágrimas. Mordiendo su labio inferior rudamente, y deseando una vez más que un rato cayera y fulminara a la alimaña justo frente a sí.

 Máximo Casas le dedicó una sonrisa, y la contempló con lentitud, con expresión lujuriosa.

—Cree lo que quieras muñeca, pero no miento. Tu padre te vendió a mí, y yo venderé tu virginidad al mejor postor esta noche.

 Las lágrimas brotaron de los ojos de ella, y dando un par de pasos hacia atrás, protestó.

—No lo puedo creer, mi padre no haría algo así. Él es impulsivo, y adicto al juego, pero él no haría…él no…- las lágrimas comenzaban a cerrarle la garganta, ahogando sus palabras.

Ella intentaba convencerse más a sí misma que al terrible ogro que tenía delante.

Porque sí que podía ser.

Su padre la había llamado a casa, y allí la atraparon.

Su padre había estado muy extraño y nervioso desde la golpiza, hacia un mes.

Su padre le había mentido constantemente, y le había robado dinero con frecuencia. Para mantener sus vicios.

Su padre…el corazón de Yudith se contrajo dolorosamente…¡la había vendido a un burdel!

 Se secó las lágrimas y estiró su columna. Enderezándose tan alta como era.

—Hay algo que yo puedo hacer para salir de esta situación.

—Sí, por supuesto que la hay.- farfulló él, burlonamente.

—Yo podría trabajar para usted. Y pagarle el dinero que le dio a mi padre, además de ganarme mi libertad.

Don Mario soltó una carcajada siniestra, y le digo la espalda. Encaminando se hacía la puerta.

—Sí, por supuesto que trabajarás para mí. Esta misma noche tu virginidad me asegurará que recibiré el doble de lo que se llevó el cretino de tu padre.

—Usted no comprende, yo…

—No. Eres tú quien no comprendes.

Mario se giró, y la perforó con su mirada.

—Eres una ramera barata ahora, niña. Te tendrá quien pague por ti y vivirás en este lugar hasta que yo decida que ya estás demasiado vieja.

A Yudith se le puso la carne de gallina.

—Y entonces, te mataré.

 El tono gélido de su voz la hizo temblar.

—En cuánto no me seas útil, estarás muerta.

Mario se fue. Cerrando la puerta tras de sí, de un fuerte tirón. Y Yudith cayó al suelo, perdida en desesperación, miedo y tristeza.

Media hora después, estaba de pie en una tarima junto con otras cuatro chicas.Las potentes luces las hacía resaltar, y les impedía ver a los hombres presentes en el salón.En ese momento, cerró su mente a su presente y se fue a recordar su pasado. Los buenos y felices años en Islas Canarias con su abuela y su madre.

Las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro, y el encargado de la subasta aumentó el precio inicial por ella. Ya que una virgen dolida y llorosa era al parecer una mercancía valiosísima.

Antes de que se diera cuenta, la bajaron de la tarima. De algún lugar había aparecido un tipo con pinta de matón que la agarró del brazo y la llevó a empujones, haciéndola caminar por entre las mesas, y conduciendola  a una de las tantas habitaciones reservadas para los eventos macabros de esa noche.

—Espera aquí.- masculló él sujeto, dejándola sentada sobre la cama,  y ella sintió que el corazón se le subía a la boca cuando volvieron a encerrarla.

Yudith se mordió las uñas, esperando por el hombre que la había comprado.

No tenía ni la menor idea de quién podría ser, bien podía ser un gordo, baboso y cruel criminal, que apestase a alcohol y a cigarrillos. Se le revolvió el estómago.

Decidió levantarse y dar vueltas en círculos dentro de la habitación, intentando calmarse pero le fue imposible.

Si vida ya no sería la misma a partir de ese momento y ello lo sabía ...

¡Había sido comprada por un mafioso!

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