Capítulo XVI. Los descubrimientos de Perseo.
Ruyman.
-“Y esto fue lo que, por vuestra locura se buscarme pareja, sucedió”- le dije a los cuatro hombres que tenía delante de mí, mientras cogía una taza café y un sándwich de la mesa de desayuno.
Por lo visto como tardábamos mi asistente doméstico, nos trajo el desayuno al despacho, mientras yo les contaba que había sucedido la noche anterior, y como Humberto Marchetti había hecho que firmara el contrato sin leerlo, o más bien como mi estúpido orgullo, me había metido en ese lio.
- “Ósea ¿me estás diciendo que esas reuniones de solteros no es otra cosa que trata de mujeres?”- me pregunto mi padre.
-“ Si, y eso no pude salir de aquí firme un documento de confidencialidad, si lo rompo puedo perder parte de mi fortuna. Y una parte del grupo C. P.A. pasaría a manos de uno de los mafiosos más peligrosos de Chicago.”- le dije entregándole la ficha que me había enviado mi jefe de seguridad de Humberto Marchetti.
- “¿Qué hacia allí, tu futura esposa?”- me pregunto mi hermano, mientras leía