Capítulo XL: En el corazón de Perseo.

Ruyman.

La vi caer y todo se me puso rojo, la vi caer y la furia me invadió, habían tocado a mi mujer, a ella, a lo que ahora mismo lo era todo para mí, la vi caer y todo me dio igual, él debía morir, nadie podía tocarla, nadie.

Mientras lo golpeaba, más ira sentía, más la veía caer, una y otra vez, en mi cabeza, me cegué por completo, una persona como yo que es todo razón, es todo control, por primera vez en mi vida, odié, y nunca había odiado, pero por ella lo hice.

Cuando consiguieron alejarme de él y calmarme entre cuatro hombre, me giré a buscarla estaba sobre el sillón alguien le había recogido y colocado allí, mientras Lex la revisaba.

Aun no recuerdo como llegué hasta ella, e incluso, recuerdo haber apartado a Lex en mi camino.

La cogí en mis brazos y la abracé, tenía un piquete en la frente, que ya no sangraba, pero para mí, era como si tuviera el corazón fuera del pecho. Fue en ese momento, cuando entendí el amor sin condición y sin freno que sienten mi padre por mi madre,
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