Cap:03

LAYLA: 

Al decir esas palabras Damián me mira fijamente y hace una mueca.

—No vales la pena.

Es lo único que dice antes de marcharse y dejarme con el corazón más destrozado de lo que estaba.

Minutos más tarde me acuesto a dormir y así poder descansar un poco… Pero no pude conciliar el sueño por más que intentaba… Simplemente el sueño no quiso llegar y así amanecí, con el corazón destrozado y falta de sueño.

Desde que empieza a aclarar el día me levanto de la cama y me dirijo al baño para tomarme una relajante ducha y así poder tener un poco de energía.

Tiempo más tarde me encuentro mirándome al espejo.

Llevo un pantalón de vestir negro y una blusa del mismo color.

Me hago una coleta y luego pinto mis labios de rojo junto a un delineado que hace resaltar mis bellos ojos.

Ya lista tomo mi maleta que la verdad no es muy grande y salgo de la habitación.

—¿Todo está listo?

Le pregunto a Galed que estaba esperando en la puerta de la habitación.

—Así es señora, solo esperan por usted.

—Perfecto, entonces vamos.

Digo mientras le entrego mi maleta y este asiente.

Al llegar al lugar de partida observo unos cincuenta guardias y una carreta.

En este mundo vampiresco no es muy adelantado como los humanos, pero si hay auto y una que otra tecnología, pero a los vampiros les encanta vivir a la antigua, y eso incluye viajes en carreta cuando el camino es muy malo como el lugar donde voy.

En ningún lado veo la presencia de Damián y eso hace que mi loba aúlla de dolor.

Miro a Galed y este me mira con algo de pena, así que con un suspiro subo a la carreta, pero no sin antes dirigir mi vista hacia la habitación que ambos compartíamos.

—Hasta nunca Damián.

Susurro para marcharme sin mirar atrás.

En un lugar no muy alejado.

—No los quiero con vida, acaben con ambos y no dejen rostros, que todos piensen que fueron los roger.

—Como ordene mi señora.

Dice uno de los asesinos haciendo una reverencia para luego marcharse.

—¿Su muerte no nos traerá problemas con sus padres o los alfas?

—No, ellos culparán a los roger y nosotros quedaremos fuera de su radar.

Dice con una sonrisa brillante en los labios.

LAYLA:

Miro por la pequeña ventana el bello paisaje y cierro los ojos para sentir la frescura de la mañana.

—Señora.

—¿Sí?

—No piensa usted que todo esto es muy extraño.

Susurra para que nadie escuche y asiento.

—Definitivamente lo es, por esa razón tenemos que estar alerta a cualquier movimiento.

Le susurro y este asiente de acuerdo.

Las horas y los minutos continúan avanzando mientras Galed y yo nos encontramos encerrados en esta estúpida carreta… Odio lo tanto que se mueve.

Ya para el atardecer llegamos a un lugar estrecho de pasar y un barranco a la derecha, literalmente el que se cae por ahí, es difícil que sobreviva.

Mientras cruzamos el peligroso lugar siento movimientos extraños y Galed y yo nos miramos a los ojos.

—Ve a ver qué pasa… Y ten mucho cuidado.

Susurro y este asiente mientras abre la puerta para salir, pero es empujado con fuerza dentro.

—Pero qué rayos…

Susurra este mientras sale de golpe enojado.

Escucho una pelea fuera y salgo… No voy a quedarme dentro mientras mi único compañero está luchando.

Al salir una flecha se clava en mis brazos y la saco de inmediato uniendome a la lucha.

Galed es un vampiro muy fuerte y entrenado para cualquier situación, pero no creo que logremos salir ilesos de esta… Son demasiados… Creo que se han unido más para acabarnos.

Me transformo en lobo y acabo con algunos vampiros, pero los malditos son muy fuertes, al parecer son unos asesinos entrenados especialmente para esto.

En medio de la pelea uno de ellos clava una daga en mi costado, pero eso no me detiene para luchar.

En estos momentos Galed y yo estamos rodeados con más de cincuenta vampiros al frente y un precipicio sin fin detrás de nosotros.

—Hay que saltar.

Habla Galed abriendo un link para comunicarnos.

—¿Estás loco?

Susurro mientras observo el precipicio.

—Es allá o son ellos… Usted decide señora.

Frunzo el ceño al ver cómo se preparan para matarnos y miro el precipicio… 

—Bien, saltemos.

Digo mientras salto transformada en hombre lobo junto a Galed.

Siento el duro golpe de la caída y nuestro cuerpo rueda y se golpea con todo lo se encuentra.

Mientras ruedo siento que soy tomada por mi pata de lobo y dejo de rodar.

—Intenta subir vamos…

Dice Galed haciendo un gran esfuerzo por sostenerme.

Hago lo que me pide y subo a lo que parece una pequeña cueva.

Inmediatamente estoy en tierra firme me transformo en humana haciéndome un bollito.

Las heridas de los golpes y de las dagas empiezan a doler y trato de canalizar el dolor.

—Estarás bien, prometo cuidar bien de usted señora.

Dice Galed mientras coloca la camisa que llevaba puesta encima de mí.

No respondo y permanezco vuelta un ovillo hasta recuperarme un poco.

GALED:

Ver a mi señora de esa manera me hace sentir triste, no entiendo cómo el señor Damian haya cambiado tanto de la noche a la mañana… Y no sé si estoy equivocado, pero estoy seguro que el señor Damián tuvo algo que ver en este ataque…

—Galed…

Me llama ella con la voz rota.

—¿Si?

—¿Sabes? Las heridas no me duelen… Lo que más me duele es mi pobre corazón herido… Galed ¿Cómo podré superar esto?

Dice con la mirada perdida sin derramar una lágrima y eso me hace sentir impotente.

No entiendo cómo puede hacer eso el señor Damián… La verdad era que se miraba muy enamorado años atrás, pero desde hace un tiempo se ha vuelto irreconocible… Ni yo lo conozco… Ha cambiado demasiado y para peor.

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