Giancarlo:
A la mañana siguiente fui por el desayuno de Antonella e ingrese por la ventana. La encontré todavía durmiendo. Dejo la bandeja a un lado y me acuesto junto a ella. Apenas me acuesto ella se mueve y comienza abrir los ojos.
—Giancarlo ¿Qué haces aquí?— Habla toda adormilada.
—Vine a cuidarte. – Contesto como si nada.
—Estoy bien, ya me tengo que ir a trabajar.— Se quiere levantar y pronto comienza a toser y estornudar.
—Nada de eso. Te quedaras en cama.— La retengo.
—Está bien… — Se acuesta de nuevo sin poner resistencia, eso no es normal.
—¿Te sientes muy mal?— La miro.
—Por gusto discuto contigo, diga lo que diga no me dejaras ir a trabajar.— Bosteza.
Sonrío: Estás cansada.
Si, los medicamentos dan sueño… Pronto estaré mejo