- Ella solo necesita esto: amor y cariño. Y seguimiento médico. Me gustaría seguir siguiendo su evolución.
- Maria Lua es una guerrera, como su madre. - Yo hablé.
- Todavía no he llamado al padre. Él no sabe lo que pasó.
"Él no es el padre", le dije. – Era el novio de Salma.
- Ya veo... Entonces... ¿Estás familiarizado?
- Amigo.
- ¿Dónde están sus parientes?
- Lejos. Y no tienen la capacidad financiera o emocional para cuidar al bebé.
- Así que creo que tenemos un problema aquí.
- ¿Como asi? Arqueé una ceja, confundida.
- Despídete del bebé y hablemos un minuto afuera. - Ella dijo.
- Todo bien. Asentí, todavía tratando de entender lo que quería decir.
El médico se fue y la enfermera se quedó allí, sentada, tomando unos apuntes.
Miré a la chica perfecta acurrucada contra mí y una mezcla de sentimientos se apoderó de todo mi ser. Era la sensación de pérdida con la euforia de la llegada de un niño. Quería gritar, llorar y al mismo tiempo sonreír para mis adentros.
- Yo cuidaré de ti, Sun