- Esta lluvia que no moja entre tú y Tony me está poniendo de los nervios. Dije mientras ponía la llave en la puerta. - Quiero ver un beso, como los de las películas.
- ¿Y yo entonces? Quiero besarte como en las películas, Babi.
Tan pronto como se abrió la puerta, Salma y Daniel se alejaron rápidamente. Los cuatro nos mirábamos, confundidos.
- Daniel me llevó. – dijo Salma rápidamente.
- ¡Agradable! Sonrió, ya imaginando lo que podría pasar.
- Hoy ni siquiera es un día para follar, cariño. - dijo Ben, cerrando la puerta.
- Ben... No tiene nada que ver con eso. No es lo que estás pensando. – dijo Daniel.
- ¿No? - Salma lo miró. - Pensé que era. - Se levantó del sofá, aún con la ropa que había dejado en la casa.
Salma se fue quejándose. Ben se encogió de hombros, tomó un poco de jugo de la nevera y desapareció por el pasillo.
Seguí mirando a Daniel.
- ¿Todo cierto? Se puso de pie, metiendo las manos en los bolsillos y no pude evitar notar la erección debajo de sus pantalones.
Sus ojos s