Continué tarareando mi melodía inventada mientras él subía las escaleras empinadas y poco iluminadas. Mis manos estaban llegando a su trasero. Deslicé mi derecha dentro de sus pantalones, alcanzando el músculo duro y tenso, el culo completamente redondeado y perfecto.
- Qué culo caliente, descalificado. Observé, mientras todo giraba a mi alrededor mientras mi cabeza se apartaba de su cuerpo, mirando al suelo.
Tan pronto como llegamos al pasillo, me bajó y tomó mi mandíbula con sus dedos, obligándome a enfrentarlo:
- Además, es una pervertida.
- Completamente... Para ti.
Se deslizaba desde la mandíbula hasta mi boca, haciéndola comprimir en un pezón, que besó:
- ¡Su loca! Me va a matar... Cada año a tu lado cumplo diez años.
- Espero que sigas envejeciendo así... Ven aquí... Bés