- ¿Me llamaste "gilipollas descalificado"? ¿Quién crees que es? – vino hacia mí, furioso y yo retrocedí, asustada.
Cuando se acercó, puse mis brazos frente a mi cara, temiendo que me fuera a golpear.
Un largo silencio colgó entre nosotros. Lentamente retiré mis brazos, sintiendo sus ojos en mí.
- Yo... no te golpearé. – dijo , desconcertado.
- Yo... no pensé que fuera... - Mentí.
- Llama a seguridad y haz que la saquen de aquí inmediatamente. Y exigir que lo echen del club. Sin duda un paparazzi disfrazado . - Dijo la mujer.
- Papá... Papá... - No salía la palabra. La borrachera me impedía pensar muy bien. - Solo soy un asiduo de esta mierda... Fue un accidente... Me metí en el lugar equivocado.
- ¿Y quién puede garantizar que no extenderás por los cuatro rincones del mundo lo que viste aquí? – dijo con ojos fríos.
Llevaba una camisa blanca, abierta un par de botones. Tenía marcas de lápiz labial en el cuello y el pecho. Levanté la vista, mirándolo fijamente y él fue sarcástico:
- ¿Te