- Por supuesto que no cobraré, Babi.
- Oh, sí lo harás. Insisto... pido que pague Salma, porque no tengo dinero. – La miré.
- ¿YO? ¿Otra vez mi alcancía para tu beneficio? tomador...
- ¿Por qué no bailas en la caja de cristal? – Daniel me miró serio.
- ¿YO? YO...
“¡Babi, veeeeeem! ”, gritó Ben desde el dormitorio.
Le di un beso en la mejilla y le dije:
- Necesito ir. Ben ha querido contarme sobre su noche. Y...
- Todo bien. Buenas noches bebe.
- Salma, ¿puedes pagarlo, por favor?
- Por supuesto... Tomador de novias.
- No lo voy a aceptar, Salma, de ninguna manera.
Salí de allí y volví a la habitación, escuchando a los dos discutiendo. Por supuesto que estaba planeado, aunque realmente no tenía el dinero. Pero vendería el abrigo de la directora ejecutiva y le pagaría hasta el último centavo. Su carrera, su alquiler. De todos modos, tenía que ver cuánto valía una chaqueta de diseñador en el mercado negro.
- ¿Vas a decirle a Salma? – preguntó Ben. “Después de todo, eres su jefe.
- Ni siq