78.
—¿Qué está haciendo? —preguntó André, tenso.
—No lo sé… pero será mejor que nos alejemos pronto —respondió Anthony, sin apartar la mirada.
—No me alejaré de mi hija —dijo Elora, rota de dolor—. No voy a dejarla aquí sola.
—Si el rey de los gólems los convoca, vendrán todos. Y no podríamos enfrentarlos —advirtió Anthony.
—No voy a dejar su cuerpo aquí —añadió Karim, luchando por mantenerse firme—. En cuanto esto termine, la llevaremos a Vatra. Tendrá un funeral digno.
La reina Elora reaccionó con furia inmediata.
—¡Ni muerta permitiré que vuelvas a tocar a mi niña! —espetó.
—Le recuerdo que fue usted quien le hizo esto —replicó Karim con dureza.
Sus palabras fueron un golpe directo. Nadie respondió. El silencio, pesado y denso, volvió a caer sobre todos.
El dolor era compartido. Algunos se sentían culpables, otros estaban llenos de rabia… pero todos estaban de duelo. Era como si incluso la naturaleza misma guardara luto.
El silencio fue roto por el retumbar de pasos pesados. Decenas… qu