50. La persona detrás del crimen
Oliver sintió un puñal atravesar su pecho. La culpa lo embargó. Aunque odiaba a Luca por lo que había hecho, podía entender su dolor. Pero no podía perdonarlo. No por haberle hecho daño a Serena. Su deseo era destrozarlo lentamente, que rogara por morir.
Serena perdió el conocimiento, su cuerpo tembló y cayó inerte en los brazos de Oliver. Él contuvo un grito, pero su rostro mostraba todo el dolor y el pánico que sentía. A lo lejos, Luca sonreía con satisfacción al ver su sufrimiento, pero luego miró el cuerpo de Serena y el charco de sangre que se extendía bajo ella... y su expresión cambió.
—Está muerta... —dijo en voz baja, con un tono entre melancolía y falsa victoria.
—Si ella muere, tú también —declaró Matías, sin apartar los ojos de él.
—No me importa. Mi vida ya no vale nada —respondió Luca, indiferente.
—No entiendes lo que hiciste, ¿verdad? —dijo Matías con profundo desprecio—. La muerte de tu padre te convirtió en el líder de tu familia... y tu crimen ha manchado su apellido