46. Permítame llevarlo a casa
Serena estaba ansiosa por ver a su hermano, mientras que el comandante inventaba excusas para retrasar el encuentro. Sin embargo, ante la presencia del Rey, no tuvo más opción que obedecer.
Por otro lado, Héctor, Matías y André estaban en total desacuerdo con la visita nocturna. Intuían que Serena no encontraría un panorama agradable, y temían que esto fuera un golpe demasiado duro para ella.
Los guardias intentaron impedir que el Rey bajara a las celdas, alegando riesgos innecesarios, pero él se negó rotundamente a dejar sola a su hija. Y como los prisioneros eran demasiado peligrosos para ser llevados a la superficie, no quedó más opción.
Descendieron por oscuros pasillos y empinadas escaleras. Bajaron Serena, el Rey, André y Matías, guiados por el propio comandante hacia la zona más profunda de la prisión.
Mientras descendían por los pasillos, se escuchaban los lamentos de los desafortunados recluidos allí. Entre gritos y alborotos, algunos imploraban misericordia al Rey, clamando s